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Triana se viste de largo

23.30 horas. La calle Mayor de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria, está a rebosar. Cuesta moverse arriba y abajo. Cochecitos de bebés, alfombras rojas y tarjetas de crédito ardiendo en los cajeros automáticos y los mostradores de las tiendas, que aún están abiertas. Es viernes, pero no uno cualquiera. Cientos de personas salieron para aprovechar las compras nocturnas de la Good Night Triana, una especie de Noche en Blanco en la que comercios, museos, teatros y bibliotecas permanecieron despiertos hasta la medianoche para sacar a la calle a los canarios.

“¡Habrá dinero!”, comentaba una joven mientras pasea. Pero no solo se trataba de llenar las manos con bolsas. El ambiente era de fiesta. Una mirada a los balcones de los edificios no dejaba lugar a dudas. En una de las fachadas varios maniquís en bañador disfrutan a la luz de la luna de unos cócteles en un imposible y petardo patio de vecinos. Algo más arriba, un discjockey ameniza las compras pinchando para toda la calle desde un escaparate mientras se despiden, entre fotos de curiosos, los zancudos de un pasacalles.

No solo las tiendas se llenaron. Los viandantes con bolsas en las manos se mezclaban con quienes tomaban un tentempié en las terrazas de la zona comercial antes de disfrutar de la madrugada. Frente a otros edificios, como el teatro Pérez Galdós, las colas al atardecer eran dignas de cualquier estreno. También los niños pudieron disfrutar, desde la tarde, de una agenda llena de talleres y actividades.

La resaca dura hasta bien entrado el mediodía del sábado. Las banderolas de la Good Night Triana aún cuelgan de las farolas en las calles y, aunque ya han desaparecido las alfombras rojas, las pasarelas y los carteles de descuento, la mayoría de establecimientos aún no han despegado de las puertas las tarjetas de adhesión al evento. El ambiente sigue siendo el de la calle Mayor, pero seguramente los pocos que se perdieron la noche del viernes su puesta de largo se pregunten este sábado qué es lo que ha pasado.

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