El túnel de Julio Luengo se reabre al tráfico
El túnel Julio Luego se ha reabierto al tráfico en ambos sentidos de la circulación tras casi tres horas cerrado por la inundación provocada al romperse una tubería de abastecimiento de agua. El tráfico ha empezado a normalizarse, según datos del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
La rotura de una tubería de abasto de Emalsa en la boca norte del túnel Julio Luengo, en la capital grancanaria, logró originar el caos en la ciudad. El túnel se inundó, provocando su cierre y, consecuentemente, graves retenciones del tráfico en diferentes puntos de la ciudad, sobre todo en el acceso a la ciudad desde el norte de la isla. Los daños producidos por la retroexcavadora de una obra de mantenimiento del Cabildo de Gran Canaria ocasionaron la fuga de unos 250 metros cúbicos de agua.
Se da la circunstancia de que este martes por la noche no llovió significativamente, por lo que los bomberos barajaban la posibilidad de que se trate de una posible avería de una tubería de Emalsa o daños producidos por alguna obra cercana. Una vez analizada la situación, los efectivos confirmaron que, efectivamente, fue una rotura en una tubería de abasto de Emalsa, que mide 400 milímetros de diámetro, la causa del suceso. La fuga de agua provocó un gran barrizal dentro del túnel que obligó a cortar la circulación en el interior.
Desde el Ayuntamiento se informó de que el motivo de la rotura está relacionado con una obra, no municipal, que se efectúa en la zona. Néstor Hernández, concejal de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, y Jesús González Dumpierrez, concejal de Seguridad, se desplazaron hasta el lugar del suceso para examinar la situación.
Según declaró Néstor Hernández a El Correíllo, en CANARIAS AHORA RADIO, fue una retroexcavadora de una obra que depende del Cabildo insular la que provocó la rotura de la citada tubería de la Empresa Municipal de Aguas. El concejal aseguró que, pese a que se trata de una tubería de abasto de la zona de Guanarteme, el destrozo no ha afectado al servicio, por lo que no ningún ciudadano de la zona ha sufrido cortes de agua.
En la zona también se encontraban operarios de Emalsa que con un tractor, entre otros medios, trabajaron en el arreglo de la tubería.
Concretamente los bomberos trabajaban para desviar una parte del agua hacia las alcantarillas y la otra hacia el túnel que desde el Norte, encuentra salida en la playa de Las Alcaravaneras.
También se desplazaron hasta el lugar operarios del Cabildo grancanario, del Ayuntamiento y de la propia empresa que acomete las obras para realizar los trabajos de limpieza y despeje del túnel. Néstor Hernández confió en que la vía quede abierta al tráfico cerca de las 13.00 horas.
La inundación causó cortes de tráfico y retenciones importantes. La Policía Local cortó todos los accesos a los túneles: La carretera GC 23, que soportó unas retenciones de tráfico que llegan hasta el Centro Comercial La Ballena y la carretera GC 2. No obstante, el cierre del túnel sólo afectó al acceso a la ciudad desde el norte de la isla, no así a los vehículos que quieran salir de la capital por la carretera del norte.
A las 10.51 horas el caos circulatorio afectó a prácticamente toda la ciudad, dado que el tráfico llegado desde la carretera del norte de la isla fue desviado hacia Guanarteme, mientras que el que llegaba desde Ciudad Alta era redireccionado hacia La Minilla. “Llegar al hospital Doctor Negrín es una odisea”, explicó a este periódico un taxista que intentaba circular a esa hora por la zona.
La obra no tenía permiso
La ejecución de la obra de mantenimiento del Cabildo de Gran Canaria aún no contaba con autorización del Ayuntamiento de la capital, según fuentes municipales. La solicitud del permiso se produjo este mismo martes.
El Cabildo insular avisó de que iba a realizar las obras apenas 24 horas antes de iniciarlas, por lo que el permiso estaba pendiente de tramitar. En todo caso, desde el Ayuntamiento se sostiene que el incidente fue totalmente fortuito, ya que los trabajos que se realizaban no debían afectar a la tubería, que fue rota accidentalmente por uno de los obreros que trabajaba en el talud.
Por su parte, el concejal de Desarrollo Sostenible, Néstor Hernández, aseguró que las responsabilidades por el incidente hay que buscarlas en la subcontrata que realiza las obras por no seguir las indicaciones de la compañía Emalsa sobre las posibles afecciones de la obra -el mantenimiento de un talud en la boca norte del túnel- a las redes subterráneas.
Sobre el Cabildo de Gran Canaria, la institución de la que depende esta actuación, el edil admitió que el permiso no había sido concedido porque había llegado el martes, pero aseguró que iba a ser otorgado de inmediato.