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Vacaciones solidarias en un campo de refugiados

Imágenes del campo de refugiados en Atenas cedidas para este reportaje. (Diario de Lanzarote)

Saúl García

Arrecife —

Fue por una foto en la que aparecía una persona que desembarcaba de una zodiac con una niña en cada brazo. Huían de la guerra en Siria. A partir de ahí, la solidaridad, que “nació de un cabreo profundo”, se puso en marcha. La iniciativa se llama 'Empezando por aquí', y no es una ONG, ni una asociación. Es una respuesta espontánea a un problema. En sólo unas semanas, en Lanzarote se recogieron más de ocho mil kilos de comida y otros diez mil de otros enseres: ropa, tiendas de campaña, sacos, juguetes...

El destino del material es Grecia, donde se levantan varios campamentos de refugiados, pero los dos contenedores aún no han llegado. Uno de ellos está en el Muelle de Las Palmas y otro en el Complejo agroindustrial. Después de lograr que el Cabildo y los siete ayuntamientos de la Isla sufragaran los casi 7.000 euros del traslado, ahora la consignataria pide más dinero “y entonces, por el sobrecoste, las instituciones tienen que iniciar de nuevo el procedimiento, y todo se retrasa”, dice Alberto Vilar, uno de los impulsores de la iniciativa.

Los que sí llegaron a Grecia, y volvieron, fueron ellos. Querían llegar junto con el material para repartirlo pero fue imposible. Alberto, Joanata Pérez, Gara Rodríguez y Marga Azkorra: una pedagoga, una psicóloga, una veterinaria “y un zoquete”, dice Alberto, que trabaja en la hostelería. Esas fueron sus vacaciones. Alquilaron un piso y un coche en Atenas y se presentaron en un campo de refugiados en el puerto de El Pireo, que aloja a 1.900 personas: sirios, afganos, kurdos o pakistaníes, que conviven a duras penas por sus diferencias históricas.

“Esto te hace ver los árboles y no el bosque, porque hay gente que lleva cinco siglos en guerra -dice Alberto-, y es raro que no ocurran más cosas”. Lo que todos tienen en común es que huyen del horror. Han tardado un año, seis meses, por tierra o por mar, desde Lesbos o desde cualquier otro sitio... Hay familias enteras que han sido víctimas de todos los bandos: del ISIS, o del Gobierno sirio, o de los bombardeos rusos y franceses. En el campamento apenas hay niños solos porque los acogen pero sí hay adolescentes, de 13 o 14 años, “sin familia, desarraigados, que acaban siendo conflictivos”.

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