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Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

Una vecina afirma que los acusados de matar al camarero en Arinaga le confesaron el crimen

Una vecina de los dos acusados por la muerte de un camarero en Arinaga, que declaró este viernes en la Audiencia Provincial como testigo protegido, argumentó que ambos jóvenes estuvieron en su domicilio después de producirse los hechos consumiendo cocaína y Jorge Luis O. T. preguntó a Juan Manuel Q.R. por qué había seguido pegándole si ya le habían robado el dinero.

Según la testigo, Juan Manuel Q.R. le dijo a Jorge Luis O.T.: “¿Oíste cómo sonó la cabeza cuando le di la patada? Hizo crack”. Igualmente calificó a ambos de “chicos violentos” al haber protagonizado varias peleas con vecinos y con sus propios padres.

Además, la mujer afirmó que Juan Manuel no llevaba unas cholas de playa sino un zapato de vestir con un pantalón largo. “Ese día iban supercolocados y no tenían conciencia de haber matado a nadie. Estaban de vacilón”, afirmó.

“Imposible que el asesinato lo cometa una sola persona”

Por otra parte, la testificación de los dos forenses que practicaron la autopsia a José Miguel P.M. estremeció a los familiares de la víctima, que tuvieron que abandonar momentáneamente la Sala, y a los asistentes al juicio con jurado popular que se sigue durante toda la semana en la Audiencia Provincial de Las Palmas.

Una de las conclusiones del examen médico que practicó la doctora Luisa Victoria García Cohen, arrojó que una sola persona no pudo matar a la víctima porque es imposible que “un solo agresor tenga tres objetos en la mano y golpee con su puño a la vez”.

“Es imposible que el asesinato lo cometa una sola persona puesto que los golpes son simultáneos por el grado de coagulación”, explicó Cohen, desmontando así la teoría de ambos acusados de culparse mutuamente de los acontecimientos que tuvieron lugar la madrugada del 20 de septiembre de 2004 en la parada de guaguas del Cruce de Arinaga.

Los expertos han citado como causa de la muerte “un golpe brutal con un objeto contundente en la cabeza que luxó las dos primeras vértebras de la víctima”. Para explicar la rotundidad del golpe, que pudo ser causado con una piedra, lo compararon con la caída de una persona desde un segundo piso.

Este impacto causó una luxación en el cuello de la víctima que “sacó de su sitio” las dos primeras vértebras. En un primer momento la víctima se encontraba de pie, cayó y el resto de golpes, muy cercanos en el tiempo, se produjeron mientras estaba en posición decúbito supino en el suelo.

Además, argumentaron que toda la agresión se centra en la zona craneofacial y en los brazos, donde únicamente se han encontrado heridas de defensa y una “media mordida”. La maceración en la región izquierda de la cara evidenciaba los golpes sucesivos que recibió la víctima, un hombre de 90 kilos, aproximadamente.

Cohen explicó que el fallecido presentaba hematomas en los labios y en la mandíbula “como si un diestro le hubiese pegado sobre la boca directamente”. Asimismo, el golpe en la cabeza fue provocado por un objeto de superficie lisa al que se le imprimió tanta fuerza que “produjo una rotura de las láminas que protegen el cerebro, lo maceró, causó el sangrado interior de los ventrículos y causó una hinchazón del cerebro”.

Josefina Navarrete, abogada de Juan Manuel Q.R. basó su defensa en días anteriores en la imposibilidad de que su cliente pudiera haber producido ese tipo de heridas con unas cholas de playa de goma que calzó esa noche. A este supuesto, la médico forense explicó que las chanclas son demasiado débiles para los impactos pero “es muy posible que las heridas que se presentaban cerca de los pabellones auditivos se pudieran haber producido con este calzado al ”pisar la cabeza de la víctima“.

Asimismo, descartaron que la muerte se produjese por un impacto contra un bordillo próximo al lugar de los hechos, pues las heridas habrían sido de otro tipo.

Todas las partes han elevado a definitivas las peticiones iniciales de penas para los acusados.

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