Habrán leído en este mismo diario los problemas que hay en el Club Deportivo y de Ocio La Cornisa, de Las Palmas de Gran Canaria, propiedad del empresario Santiago Santana Cazorla, pero arrendado a una empresa que explota esas instalaciones. Es curioso que, a medida que vamos indagando, descubrimos nuevos tesoros ocultos que nos llevan a opinar que lo que pasa en Isla Mauricio es irrepetible en cualquier parte del mundo. Por ejemplo, hemos descubierto que aquí sólo están obligados a obtener licencia los ciudadanitos de a pie. La Cornisa no tiene licencia de apertura, lo que significa que sus socios están acudiendo a un sitio que, si reúne todos los requisitos, será en teoría. Es decir, que las medidas de seguridad no han sido supervisadas y aprobadas por ningún organismo competente. Con este percal, los actuales explotadores del centro han organizado una fiesta de fin de año, que ya está anunciada y todo. Luego, deducimos, tienen autorización del Cabildo.