Acusar sin pruebas parece haberse convertido en una práctica demasiado habitual en el PP, que sabe perfectamente que nada importa mentir si se consigue el efecto perturbador que se pretende. Su denuncia contra Televisión Española por la cobertura dada al mitin de Zapatero en Las Palmas de Gran Canaria en relación con los actos que ese día protagonizó Mariano Rajoy ha merecido el archivo por parte de la Junta Electoral, que revisó los argumentos de la cadena televisiva y aceptó sus minutados por ser absolutamente compensados y plurales. La polémica, no obstante, ya está corriendo por las teles y los diarios de la caverna de la derechona, que reparten estos días sus berrinches y sus estreñimientos entre la tele pública nacional, la única que en todo el suelo patrio aplica criterios rigurosos y profesionales, y los magistrados del Tribunal Constitucional que no se arrodillaron ante las despiadadas, antidemocráticas e insultantes presiones a las que fueron sometidos por la prensa extremista los días previos a la legalización -por la vía de la Carta Magna española- de las candidaturas de Bildu.