La Ejecutiva Regional del PSC se reunió este lunes en Las Palmas de Gran Canaria para hacer una profunda valoración de los resultados electorales y analizar hasta dónde llegó la brecha importada de Moncloa y cuánto de grandes fueron los errores locales. Nadie se esperaba una paliza así, ni en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (Saavedra contaba con una minoría mayoritaria con la que formar gobierno) ni en el Parlamento, donde ni una sola encuesta condenaba al PSC a la pérdida de once diputados. José Miguel Pérez pidió a todos los secretarios insulares que se estén quietos, que no se les ocurra pactar ningún ayuntamiento ni ningún cabildo a la espera de lo que pueda ocurrir en la Cámara regional. En sus cálculos entra la posibilidad de que, con los resultados en la mano, Coalición Canaria y el PSOE puedan entenderse en varios cabildos (Tenerife, La Palma, Lanzarote y Fuerteventura) o en algunos ayuntamientos importantes, como La Laguna o Santa Cruz, si cuajara un acuerdo de Gobierno en la autonomía. De salir la operación estaríamos en una reedición archipielágica de aquella dulce derrota que pregonara Alfonso Guerra en 1996, cuando Felipe abandonó La Moncloa.