Ruano es término castellano en desuso que un día significó “caballo de regalo, más para lucirlo en calles y paseos que para las fatigas de la guerra o de los caminos”. Ruano, apellido, antecedido del nombre propio José Miguel, es consejero de Presidencia y Justicia del Gobierno de Canarias, y hombre más dado a tirar del carro que al lucimiento, por mucho que también se le de bien esta segunda habilidad. En Colombia y Venezuela, tierras hermanas de votos y promisión nacionalistas, ruano es “especie de capote de monte o poncho”, que posiblemente haya de servir para proteger al campesino de las inclemencias del tiempo. Caballo que tira, manta que tapa, ambas acepciones vienen de maravilla para describir el papelón que está jugando el consejero de Justicia de Canarias a la hora de defender la honradez y la inocencia de su vicepresidente, José Manuel Soria, ante las inclemencias precisamente, y no por casualidad, de la Justicia.