No ha cesado aún la celebración de Santiago Santana Cazorla por su incorporación a Anfi del Mar como líder sin discusión, cuando aparecen dos sorpresas. Ha pedido una concesión para ubicar unos hermosos jardines junto a la última parcela construida y se ha encontrado con un tremendo lío debido a los informes contradictorios de dos abogados del Estado, el uno de aquí y la otra de Madrid. Y cuando todavía no se ha repuesto aparece Costas diciendo que la escollera que defiende esos jardines está hecha un desastre y que si quiere la concesión le dé una manita al muro para evitar la aparición en Tenerife de cualquier turista alemán que se esté bañando en la piscina en plenas mareas del Pino. Tres millones de euros cuesta esa ronda.