Vuelve a estar en el ojo del huracán el Universidad de Las Palmas de Gran Canaria C.F., en esta ocasión por su deseo, y de los mandamases cabildicios, de que utilice el Estadio de Gran Canaria en las mismas condiciones que la UD Las Palmas. La excusa del Cabildo es que ese recinto ha de rentabilizarse y ha elegido como primer elemento el club menos rentable socialmente de todos cuantos juegan en la segunda división B. La polémica, que se sigue con atención en varios periódicos locales, incluido éste, está servida, porque si hay que rentabilizar ese estadio, ¿por qué no se ha hecho una sola competición de atletismo, teniendo como tiene tan primorosas pistas? ¿Por qué no se ha celebrado ningún concierto, teniendo como tiene un espacio estupendo que permitiría no tocar ni las pistas ni el césped? ¿Por qué no entrenan allí los deportistas de élite, que se quejan desde hace un año de la saturación y el estado de la Ciudad Deportiva Gran Canaria? ¿Por qué no un campeonato internacional que fomente el turismo en la ciudad? ¿Y qué tal un stage de selecciones olímpicas?