Fue cuando José Carlos Mauricio concurrió a las elecciones municipales en Las Palmas de Gran Canaria, allá por 1987, cuando se utilizó por primera vez en estos lares la pancarta con la leyenda “Mauricio alcalde”, una maner muy sibilina, a la par que mauriciana, de llamar a la confusión, o por lo menos al despiste. No le funcionó electoralmente, lo que no significa que la idea fuera mala. Tanto es así que el invento ha cuajado y ya se pueden ver por distintos puntos de la geografía pancartas y vallas publicitarias utilizando el método del nombre o apellido del o la candidata y, a continuación la palabra “alcalde” o “presidenta”. Donde la cosa alcanza tintes pintorescos es en Telde, donde Aureliano Francisco Santiago Castellano y Paco Valido (este último con un nombre algo más comercial, como se puede concluir) han llenado la ciudad de pancartas con el mismo lema, en los dos casos con foto del interesado. La diferencia es que, en el primer caso, el nombre ocupa una línea de lado a lado de la pancarta, y en el segundo, más minimalista, sólo aparece destacada la palabra Valido, y en chiquitito, Paco. Lo de “alcalde”, como se imaginarán, no tiene mayor diferenciación.