La solución majorera es mucho más simple que la de la presidencia regional, que anda sujeta al adagio revolucionario que ha implantado el PSOE (sembrar la contradicción y la duda). En Fuerteventura todo se dilucida en tres corporaciones para que los pactos tengan color juanfernandista (otro palabro de los suyos de él): que el PSOE se deje apoyar por los cuatro concejales de AM en Pájara, manteniendo a Blas Acosta como concejal de Urbanismo; que los dos concejales del PSOE en La Oliva entren en el gobierno municipal y vuelvan a hacer alcaldesa a Claudina Morales, y que los seis consejeros socialistas desplacen a los cinco del PP en el Cabildo y respalden la presidencia de Mario Cabrera. De este modo algunos consejeros del PSOE salvarían sus hipotecas y las intenciones de reconquista de Larry Álvarez quedarían frustradas. Es una carambola sencillita que cualquiera entendería a la primera. Bueno, cualquiera menos Blas Acosta, al que sabría a cuerno quemado.