Les hablábamos este lunes con algo de detenimiento del exitoso cóctel navideño que ofreció el pasado sábado a centenares de invitados el empresario Ángel Luis Tadeo. Se le hizo chico el Dunas Triana pero lo suficientemente amplio como para que el anfitrión pudiera repartir a diestro y siniestro neutralidad y la necesaria independencia que se requiere de los buenos empresarios. Frente a esta convocatoria, que en sólo dos años se ha afianzado como imprescindible, se va apagando la que cada 31 de diciembre convoca Manuel Marrero, de Nogal Metal. Sus miedos a la soriásis, su falta de independencia ante los poderes políticos y el indisimulado afán por utilizar todos los colores del arco iris partidista cuando de asegurarse contratos institucionales se trata, le han granjeado una importante pérdida de fuelle y de credibilidad. Por eso su cóctel, en el que ya no es él quien elige a los invitados, ya no es lo que era. Con lo bien que se pasaba.