Las casualidades las carga el diablo, y en la política, más. La dimitida, cesada, destituida o de baja perenne por enfermedad María del Carmen López, ex directora general de Protección al Menor y la Familia, tiene magníficas relaciones o agarraderas. No tenemos constancia alguna -entre otras cosas porque no nos apetece llamar para cotejarlo, no vaya a ser que nos cuenten Memorias de África- pero no hay que descartar que sean precisamente esas relaciones las que la llevaron por el camino de la perdición ante su jefa, Águeda Montelongo. María del Carmen López comparte despacho profesional como abogada con Cristina Andino, y su oficina profesional, casualmente, se encuentra pared con pared con la de la procuradora, tocaya y esposísima María del Carmen Benítez. Bueno, ya no es pared con pared, porque al parecer ya han tumbado el tabique que separaba las oficinas, para un mayor flujo de relaciones profesionales. Insistimos, seguro que nada tiene que ver esto con lo desgraciada que es Águeda Montelongo en territorio soriano, pero lo del tabique y las casualidades es de un resultón... No nos lo irán a negar.