Lamentamos, sin embargo, tener que discrepar en lo sustancial con nuestro colega Job Ledesma: la tele canaria de ahora nos cuesta 30 millones de euros más que hace cinco años, tiene menos audiencia (share) y está despachándose a su libre albedrío, lejos del control de los mecanismos democráticos y cada vez más privatizada. Del mismo modo que tenemos que lamentar que profesionales como Job Ledesma sean capaces de cambiar tan radicalmente de opinión (de Tenerife y global) por un plato de lentejas. Sin embargo, le tenemos que felicitar por los arrestos que tiene para defender hasta sus radicales cambios de postura, como ha hecho en una web muy comprometida con los asuntos de la televisión pública, Caspa Canaria. Nunca un sitio tuvo un nombre tan oportuno.