Miedo escénico a un combate cuerpo a cuerpo

La fiscala Evangelina Ríos declara en el juicio contra Salvador Alba. (Alejandro Ramos).

Alexis González

Las Palmas de Gran Canaria —

La segunda jornada del juicio al juez Alba, acusado por conspirar contra la jueza y diputada de Unidas Podemos, Vicky Rosell, ha tenido a la magistrada y a la fiscal de Delitos Económicos adscrita a su juzgado, Evangelina Ríos, como principales platos fuertes de las testificales del día. Y cuando todo hacía presagiar una guerra total de las testigos contra el juez encausado, el miedo escénico en el estrado a un combate cuerpo a cuerpo dio paso a una serie de durísimas acusaciones de ambas contra el acusado cuya defensa, en todo momento, evitó replicar o contradecir y encararse a ellas, a pesar de la de mierda que le caía encima a Salvador Alba.

Para abrir boca, durante la sesión matinal, la fiscal Evangelina Ríos lo calificó de mentiroso para arriba. El juez al que se juzga por cinco delitos ha sostenido que la fiscal era conocedora de una reunión previa que Alba mantuvo con el empresario al que ambos investigaban por fraude fiscal, Miguel Ángel Ramírez, cuando Alba se hizo cargo del juzgado cuya titular era Victoria Rosell, en el momento de concurrir esta por primera vez a unas elecciones generales. Es esa conocida cita que Ramírez graba y donde se muestra que Alba solo buscaba información sobre las relaciones comerciales del empresario con la pareja de Rosell, Carlos Sosa, para perjudicarles.

“El señor Alba falta a la verdad, nunca me comentó nada de esa reunión”, sostuvo Ríos en la sala sin que a la hora de interrogarle la defensa de Alba se cuestionara su desmentido. “Es más, tuvimos una discusión larga y acalorada”, recordó la fiscal, que se encaró con Alba al enterarse por la prensa del contenido de la grabación, en la que se prepara la declaración de Ramírez para perjudicar a Sosa y Rosell. Ríos le cuestionó que cómo se le había ocurrido decir que ella estaba enterada de todo, y el juez, según la fiscal, le respondió: “Ah, ¿no te lo dije? Se me olvidaría”. La fiscal no tuvo remilgos en poner de vuelta y media al juez, hasta el punto de admitir que su estado en ese momento “no es contrariada el término que utilizaría, sino otro más contundente y malsonante”.

Evangelina Ríos no se ha cortado en desacreditar a Alba, a pesar de admitir que su relación profesional era hasta ese momento “fluida, constante, de entendimiento”, pero todos esos dardos han sido esquivados por la defensa del juez, que no entró a desmentir que la fiscal ignorara la existencia de esa cita previa con el empresario investigado. Más bien al contrario, a pesar de que el lunes Alba sostuviera que sí estaba informada de todo, el interrogatorio de su letrado, esta vez Pedro Ayala en ausencia de Nicolás González-Cuéllar, se ha centrado en cuestiones técnicas del procedimiento contra Miguel Ángel Ramírez por presunto fraude fiscal.

No tenía el cuerpo (o la estrategia) el juez Alba este martes para guerras. Quizás consciente de que se juega todo a una carta con la anunciada comparecencia del que fuera mano derecha de Miguel Ángel Ramírez y ahora enfrentado a muerte, Héctor de Armas, que asegura poder demostrar que todo es un montaje contra el juez Alba. Y no tenía el cuerpo Alba para guerras porque ya por la tarde, cuando le tocó el turno a Vicky Rosell, de las acusaciones durísimas contra este de tratar con asesinos para obtener información o de ayudar al exministro José Manuel Soria con su investigación contra la jueza tampoco replicó con desmentidos.

Es más, Victoria Rosell ha llamado este martes a Alba “el Villarejo canario”, lo ha puesto de mafioso para abajo metido “en las cloacas del Estado”, “porque miente, publica y todo da igual”, y que su intención investigándola “no hay duda de que quería ayudar a Soria” en la querella que el exministro dimitido por tener cuentas en paraísos fiscales como la isla de Jersey presentó contra su rival política en las elecciones de 2015, una querella que alimentada desde el juzgado de Alba acabó por forzar la dimisión como diputada de Rosell en cumplimiento del código ético de Podemos. Y una querella que meses después quedó archivada.

Y a pesar de todas estas acusaciones, de la mañana a la tarde, la defensa de Alba ha evitado ese cuerpo a cuerpo con la fiscal y la jueza y ha preferido centrarse en demostrar que no fue el juez encausado quien facilitó a periodistas afines, como Fernando Lázaro (El Mundo) o Manuel Reyes (La Provincia), la grabación de la declaración de Miguel Ángel Ramírez en sede judicial donde se le interrogó sobre sus relaciones comerciales con el director de Canarias Ahora y pareja de la jueza.

Así transcurrió también el interrogatorio a funcionarios del juzgado de instrucción número 8 de Las Palmas de Gran Canaria, cuya titular era Vicky Rosell y Salvador Alba se hiciera cargo del mismo cuando la jueza pidió excedencia para presentarse a las elecciones de diciembre de 2015. Lo que se busca es quién dio la orden a los funcionarios de que se hiciera una copia en formato CD de esa declaración judicial de Ramírez, transcrita a los pocos días literalmente en el periódico La Provincia, y detallada también en El Mundo. Dos de esos periodistas declaran este miércoles.

La jornada también tuvo en la declaración del abogado del Estado, José Luis Risquete, presente en la declaración judicial de Ramírez el 23 de marzo de 2016 un detalle de relevancia: este desmontó el argumento de por qué el juez Alba y la fiscal Evangelina Ríos preguntaban a Ramírez cuestiones ajenas a su causa de fraude fiscal, en concreto sus relaciones comerciales con Carlos Sosa. Sostiene Alba que eso se hizo por descubrir un posible “blanqueo de capitales” de Ramírez. Una línea de investigación desacreditada por el abogado del Estado. Era incierta.

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