Una excursión hasta Pedraza: una villa medieval suspendida en el tiempo a menos de dos horas de Madrid

Tejados de Pedraza. Esta villa medieval ha llegado hasta nuestros días casi intacta.

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Las piedras añejas dan lustre a los lugares dónde viven las mujeres y los hombres. Piedras que, en muchas ocasiones, traen ecos de grandes nombres y grandes hechos de la Historia. La Sierra de Guadarrama ejerció durante muchos siglos de frontera entre las muchas dos Españas que se han sucedido a lo largo de los siglos: la cristiana, al norte, y la musulmana, al sur. Y eso convirtió a los pueblos de esta zona del país en plazas fuertes destinadas a dar sostén a los ejércitos propios y estorbar a los otros. Pueblos que cambiaron de manos una y otra vez. Nada tiene que ver el actual Castillo de Pedraza (Plaza del Castillo, sn; Tel: (+34) 653 602 277) con la alcazaba árabe en la que, cuentan, residió algún tiempo Abderraman III, primero de los califas de la Córdoba omeya. Y mucho menos con la pequeña fortificación romana –Pretaria se llamaba- en la que, según la tradición, nació la madre del emperador Adriano. El antiguo castillo debió sufrir en sus piedras los avatares propios de esos años de idas y venidas; de invasiones, razias y contraataques. Lo cierto es que de la población poco o nada se sabe hasta que la frontera de Al Ándalus se mueve hacia el sur y en el siglo XIV cuando se habla por primera vez del Señorío de Pedraza. Pero habría que esperar un siglo más para que se produjera la ‘revolución’.

La familia Velasco fue artífice de los mejores años de la localidad. Los famosos Condestables de Castilla convirtieron Pedraza y su zona de influencia en uno de los mayores y mejores productores de lana de la Península Ibérica. Por Pedraza pasaba la Cañada Real de Segovia y gracias a la influencia de los Velasco, muchos de los nobles que se aposentaron en la ciudad pasaron a formar parte del Honrado Concejo de la Mesta, una de las instituciones con mayor poder económico y político de la España medieval. No es de extrañar, por lo tanto, que durante los siglos XVI y XVIII el lugar viviera un verdadero periodo de esplendor económico que cristalizaría, por ejemplo, en la construcción de su singular Plaza Mayor, una de las más bonitas de todo el país. Esta plaza no es, como sucede en otros lugares, un espacio público ordenado o planificado. No es una gran escultura como sucede en ciudades como Salamanca o un conjunto uniforme (como sucede en Madrid, Ocaña o Almagro, por ejemplo). La preciosa Plaza Mayor de Pedraza es el resultado de la suma de casonas solariegas y palacetes (muchos de ellos porticados) que conforman un conjunto heterogéneo pero, a la vez, armonioso. Los blasones de las grandes familias adornan las casonas de un espacio en el que destaca la torre rotunda de San Juan Bautista y el color de la piedra desnuda.

Más allá del castillo, Pedraza no es pueblo de grandes monumentos. Y es pequeño. Pero aún así es uno de los conjuntos medievales mejor conservados de España. Pedraza es prolija en detalles. Eso es lo que la convierte en uno de los pueblos más bonitos del país. Los restos de la muralla apenas encierran una docena de calles. Pero, por ejemplo, pocos lugares han conservado casi intacta una cárcel de aquellos tiempos. La Puerta de la Villa, único acceso al casco urbano que aún la ciudad, da paso a la Calle Real. Justo en frente del arco se encuentra la Cárcel Pública (Calle Real, 20; el: (+34) 921 509 960). Dicen que cuando hicieron las excavaciones arqueológicas previas a la habilitación del lugar encontraron restos humanos bajo una gruesa capa de excrementos petrificados. Este lugar pone los pelos de punta. Las diferentes celdas estaban destinadas a los reos según sus delitos. Los condenados por delitos de sangre eran arrojados a habitáculos subterráneos desde una altura considerable. Según parece, muchos se quebraban las piernas y los brazos. Después recibían los excrementos y la orina de los presos de los pisos superiores. La mayoría morían en poco tiempo debido a infecciones. Terrible. Pero es raro ver un lugar así perfectamente conservado desde finales del XVI.

Siguiendo la Calle Real llegamos hasta la Plaza Mayor. De las tres iglesias con las que contaba Pedraza, sólo la de San Juan Bautista (Plaza Mayor, 1) sigue abierta al culto. El templo muestra rastros importantes de su pasado románico (como su torre) pese a siglos de reformas, añadidos y arreglos (sobre todo en tiempos del Barroco). Santa María, que queda cerca del castillo sufrió las vicisitudes del siglo XIX español con una desamortización que la llevó a la ruina. Si obviamos la sencilla Ermita de San Pedro –de un románico purísimo-, la otra iglesia del Pueblo es la de San Miguel, que también pasó a manos seglares. Este templo situado a poca distancia del Arco de la Villa (ya fuera de la población) es hoy la Casa del Águila Imperial (Cañada Real sn; Tel: (+34) 921 508 778), un centro dedicado a difundir el presente, el futuro y el legado cultural de esta importante especie presente en Guadarrama.

Empezábamos con el castillo y terminamos también con el castillo. Como buena parte del mismo pueblo, la fortaleza estaba en muy malas condiciones a principios del siglo XX, pero en su destino se cruzó el pintor Ignacio Zuloaga. El artista lo compró y lo convirtió en su estudio y residencia durante largas temporadas. Fue el inicio de una nueva oportunidad para Pedraza que se confirmó décadas después. Hoy, una buena parte de la fortaleza se ha convertido en un museo dedicado a la obra del genial pintor vasco en el que no sólo se exhiben obras del propio Zuloaga sino de otros grandes nombres de la pintura española. Otro monumento que hay que ver sí o sí es la Ermita de Nuestra Señora de Las Vegas (en el cercano Pago de Requijada) que cuenta, y no exageramos, con una de las portadas románicas más bonitas de toda España.

La situación de Pedraza a los pies de la Sierra de Guadarrama y su cercanía a Madrid (134 kilómetros) han convertido a la villa en un lugar de excursión habitual. Hay una buena oferta de alojamiento (en la propia Pedraza y en los alrededores) y muy buenos restaurantes. Los asadores locales tienen justa fama ganada. Cochinillo y corderos asados en fuentes de barro son la especialidad local. Nosotros hemos comido de maravilla en El Jardín (Calzada, 6; Tel: (+34) 921 509 862) y en Reberte (Real, 5; Tel: (+34) 677 50 13 95). Pero la oferta de restaurantes es mucho más amplia y buenísima.

A dos pasos de Pedraza.- La provincia de Segovia es una verdadera joya para los viajeros inquietos. Hay mucho y bueno por ver. Y los alrededores de Pedraza no son una excepción. La Nacional 110 sirve de eje de comunicación de toda una comarca fuertemente vinculada a la Sierra de Guadarrama. Abundan las maravillas naturales, pero también las históricas. Empezamos de Este a Oeste por la Cueva de los Enebralejos (Travesía de la Cueva, sn –Prádena-; Tel: (+34) 921 507 113). Este lugar no sólo es una maravilla natural, sino que cuenta con una buena muestra de grabados y pinturas rupestres de tiempos prehistóricos. La ruta hacia poniente nos deja en Navafría, una de las localidades más serranas de la comarca. Aquí podemos ver algunos lugares de interés histórico como el Martinete (Arroyo la Mata, sn; Tel: (+34) 682 156 236), una antigua fundición de cobre del siglo XIX o el Chorro de Navafría, una cadena de cascadas y saltos de agua de gran belleza. Siguiendo el curso de la N-110 nos topamos con la pequeña aldea de Sotosalbos. Este pequeño lugar posee uno de los mayores tesoros del románico rural castellano. San Miguel (Calle de la Iglesia, 4) es un ejemplo paradigmático del llamado románico segoviano. Sólo por ver sus capiteles merece la pena la visita.

Fotos bajo Licencia CC: Rafolas; Richard Mortel; L. Javier Modino Martínez; alma-81; Spencer Means; Carmen Escobar Carrio

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