La banca se lanza a captar nóminas ofreciendo rentabilidad con condiciones mientras retrasa el pago por los depósitos

Diego Larrouy

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Depósitos no, nóminas sí. La banca ha empezado el año con tambores de batalla comercial para captar clientes. Pero no por los ahorros, como aventuraba la subida de los tipos de interés que redundaría en una vuelta de los depósitos remunerados. El sector deja eso para otro momento y no lo sitúa entre sus prioridades. Los bancos se enfocan ahora en las nóminas y pensiones de nuevos clientes. Han comenzado a remunerar con hasta un 5% anual el dinero que tengan en su cuenta nómina. Sin embargo, estas ofertas, atractivas de primeras, conllevan letra pequeña sobre sus condiciones y obligaciones.

Una pregunta recurrente en el sector es cuándo van a empezar los bancos a pagar por los ahorros de sus clientes. Con los depósitos de los hogares en máximos históricos y las subidas continuadas de tipos desde julio del año pasado, parece una cuestión pertinente. Sin embargo, los grandes bancos ya han dejado claro que eso llegará en un futuro, pero no ahora. La 'batalla del pasivo', como se ha dado a llamar mediáticamente a ese cambio tras un lustro de nula rentabilidad, se sigue retrasando en el tiempo.

Mientras llega, distintas entidades sí se han abierto a ofrecer rentabilidades, pero únicamente para las cuentas nómina y si se cumplen algunas condiciones que hacen que no todo el mundo esté interesado. Estas entidades han coincidido en aplicar un 5% de rentabilidad para sus clientes, pero no para todos.

Entre estas entidades se encuentra CaixaBank, el mayor banco en España. El grupo que preside José Ignacio Goirigolzarri anunció hace unas semanas que pagaría un 5% a los clientes que domicilien su nómina con el banco. Pero no cualquier nómina. El banco ha fijado el mínimo en clientes con ingresos de al menos 2.500 euros. Además, les incluye una serie de condiciones, como domiciliar tres recibos mensuales o realizar un mínimo de tres compras con la tarjeta al trimestre. Por último, solo se va a retribuir por los primeros 5.000 euros, por lo que este pago está limitado.

Otros grupos se han posicionado en esta batalla por la nómina. Es el caso de Ibercaja, que ofrece el 5% el primer año para nuevos clientes que domicilien sus ingresos en el banco hasta 6.000 euros y hasta 10.000 euros, al 3%, en el segundo año. Debe de pagar en esa cuenta seis recibos al semestre y hacer seis compras con tarjeta cada seis meses. Más complicado es cumplir con las condiciones del segundo año: hay que contratar un seguro o invertir en otros productos. Estas pólizas o comisiones menguarían la ganancia de esta retribución.

Bankinter también apuesta por este modelo, pero de manera habitual y no solo por campañas temporales. Tiene una rentabilidad del 5% el primer año y del 2% el segundo para un saldo de hasta 5.000 euros a cambio de una nómina, tres recibos al trimestre y tres compras con tarjeta al trimestre. Si el banco que dirige María Dolores Dancausa es el veterano en este producto, un nuevo competidor se ha instalado en las últimas semanas en esta batalla. Se trata de MoneyGo, el banco de Yoigo (MásMóvil) y Cetelem. Para poder acceder a esta cuenta al 5% hay que ser cliente de la operadora y domiciliar ese contrato en la cuenta. Al igual que el resto, el límite remunerado está en 5.000 euros.

Las cuentas nómina remuneradas son una vuelta de tuerca más a una tendencia que se ha acelerado desde el pasado verano. Los bancos han implementado políticas para incentivar con dinero en efectivo la llegada de nuevos clientes. Entidades como Santander, BBVA, o Abanca cuentan con promociones por las que llegan a prometer a los clientes hasta 300 euros por traer la nómina a su entidad. Como ocurre con las que remuneran el 5% –la ganancia para el cliente puede ser similar–, conlleva compromisos como los referidos a domiciliar recibos, realizar pagos o contratar servicios añadidos.

De este modo, los bancos tratan de aumentar el volumen de clientes que depositan sus ingresos en sus balances. Es el primer paso para el objetivo de las entidades, que han mostrado su interés en contar con clientes vinculados. Es decir, aquellos que además de una cuenta de pago donde depositar la nómina y realizar transacciones, contratan productos añadidos como fondos, planes de pensiones, seguros o hipotecas. La intención, expresada por los propios grupos financieros, es que los clientes tiendan a agrupar toda su relación con la banca en una sola entidad. “CaixaBank lanza una iniciativa comercial en toda su red con el objetivo de incrementar la vinculación de sus clientes y superar a lo largo de 2023 el hito de 6 millones de nóminas domiciliadas”, explicaba el grupo participado por el Estado en el lanzamiento de su cuenta retribuida.

La asociación de usuarios Asufin criticó hace unas semanas estas políticas frente a la lentitud en el pago de los depósitos. “Por el momento ni se priorizan ni se publicitan (los depósitos) y solo las entidades pequeñas exhiben productos llamativos. Finalmente, se detecta algo de movimiento en el segmento de las cuentas nómina pero con objeto de captación de nuevos clientes, no de pasivo”, apuntó en un comunicado.

Los márgenes se amplían con el retraso

La situación que vive el sector bancario es peculiar. Tras una década de políticas monetarias expansivas ha llegado una acelerada subida de tipos de interés. Esto, a priori, debería llevar a subir el pago por los depósitos, ya que son una fuente de financiación para la actividad de los bancos y pueden destinarlo a reinvertirlo en dar financiación. Sin embargo, los efectos de los últimos años se siguen apreciando y las entidades consideran que todavía hay mucha liquidez y no tienen incentivos para pagar por los depósitos ya que tienen otras vías de financiación.

La reciente publicación de los resultados de la banca constató este hecho. Los directivos de los grandes mostraron su intención de no cambiar su política en el corto plazo. “No lo tenemos sobre la mesa”, aseguró alguno de ellos la pasada semana. Es habitual que la respuesta ante las consultas de los clientes sea la oferta de otros productos como determinados modelos de fondos de inversión. A diferencia de los depósitos, donde los bancos pagan a los clientes, en los fondos los clientes son los que pagan a los bancos comisiones por la gestión de sus ahorros. 'Expansión' informaba este viernes que el cambio de política no llegará antes del verano.

España ha alcanzado su nivel más alto de la historia de depósitos de los hogares y los bancos asumen que tarde o temprano se tendrá que pagar por ellos. Las grandes entidades aluden a que dependerá de lo que haga la competencia. Por el momento solo grupos pequeños o extranjeros se han movilizado en esta línea. Sin embargo, en la medida en que esa fecha se alargue más en el calendario, los bancos pueden tener un impacto positivo en sus resultados. Puesto que el pago de intereses por depósitos no aumenta, o lo hace lentamente, la banca ya ha comenzado a percibir el impacto en las hipotecas de la subida del euríbor, algo que se acelerará durante los próximos meses. Estos préstamos han cerrado el año en su precio más alto desde 2014. De este modo, el margen se ensancha.

Los bancos españoles quedan, de este modo, como unos de los más lentos en la subida de los pagos por los depósitos. La asociación Asufin explicaba esta semana que las estadísticas europeas señalan que, mientras la media comunitaria se sitúa en un pago medio por los depósitos del 1,44%, en España es del 0,64%. También por detrás de otros países como Alemania (1,56%), Italia (2,07%) o Francia (2,29%). En este contexto, la subasta de letras del Tesoro en España ha generado una expectación como hacía tiempo que no se veía, buscando la rentabilidad que los bancos no dan.

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