El Gobierno propone usar edificios públicos para promover el autoconsumo y reducir la pobreza energética

Antonio M. Vélez

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El Gobierno ha sacado a consulta la esperada Hoja de Ruta del Autoconsumo, que plantea que esta solución alcance en 2030 los 9.000 megavatios (MW) instalados en un escenario “objetivo”. El documento hace descansar buena parte de ese despliegue en el sector comercial, con 5,8 gigavatios (GW) en la próxima década. Pero también espera un fuerte impulso en el segmento residencial: unos 2 GW, equivalentes a la potencia de dos centrales nucleares. Además, confía en el potencial del autoconsumo para paliar la pobreza energética.

El borrador, abierto a comentarios hasta el 29 de noviembre, subraya que esta solución, y especialmente el autoconsumo colectivo, “puede actuar como herramienta de mitigación, reduciendo la factura de electricidad y la dependencia energética, por ejemplo, en promociones de parques de vivienda pública”. Propone utilizarlo junto con equipos de almacenamiento “en edificios de consumidores vulnerables, que ayudarían a reducir la factura, sirviendo de medida estructural indirecta contra la pobreza energética”.

Una de las medidas que plantea el Ministerio para la Transición Ecológica es impulsar la creación de instalaciones de autoconsumo colectivo de carácter social dirigidas a la población vulnerable en situación de pobreza energética para disminuir sus costes energéticos. “Se potenciará que estos autoconsumos colectivos se ubiquen en edificios públicos cercanos a las zonas con mayor índice de pobreza energética de manera que pueda aprovecharse el uso de espacios en cubiertas públicas”, señala el documento.

Es una idea que ha puesto en marcha recientemente el Gobierno de Baleares, con la creación de una eléctrica pública basada en el autoconsumo compartido que prevé instalar solo este año seis plantas con ese fin, con el objetivo de abastecer a edificios públicos y a familias vulnerables del entorno más cercano. De Baleares procede Joan Groizard, el actual director general del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), que ha tenido un papel clave en la elaboración de esta estrategia.

La propuesta de hoja de ruta del ministerio subraya que “la disponibilidad de cubiertas públicas (polideportivos, centros de ocio, etc.) permite el diseño de proyectos de autoconsumo colectivo para proporcionar energía segura, no contaminante y barata a los ciudadanos vulnerables”. “Como beneficio colateral, el autoconsumo dedicado a este fin mejora otros indicadores como el número de familias que precisan del apoyo de los servicios sociales; al reducir su factura energética, estas familias presentan mayor renta disponible y, por tanto, precisan menor soporte social”, añade.

Las características de la tecnología solar fotovoltaica (modularidad, sencillez y rapidez de instalación, flexibilidad en el aprovechamiento de espacios) y de la eólica (con un alto ratio de potencia instalada por superficie utilizada, facilidad en el uso compartido del espacio con otras tecnologías y actividades...) “y la disponibilidad del recurso solar y del recurso eólico en los mismos emplazamientos donde se presenta el problema de pobreza energética, convierten a estas tecnologías en las más apropiadas para realizar proyectos de autoconsumo con este fin”.

El documento recuerda que la generación distribuida y el autoconsumo aparecen en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) “como herramienta fundamental para avanzar en el fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y perspectivas de las personas en todo el mundo”. Por ello, la lucha contra la pobreza energética es uno de los “ámbitos prioritarios de despliegue” que contempla, junto con las llamadas zonas de transición justa (como los territorios de las antiguas centrales de carbón) y los territorios insulares y zonas aisladas.

Hasta 14 GW

Esos 9 GW de autoconsumo que plantea el documento en el escenario “objetivo” suponen un 5,5% de la potencia instalada (160 GW) que contempla el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Este fija un objetivo de 122 GW de generación renovable para 2030, de los que 39 GW serán fotovoltaicos. Esta es la fuente con más potencial en autoconsumo. En el segmento residencial, el escenario “objetivo” del borrador plantea instalar hasta 2030 un total de 1,9 GW de autoconsumo en el segmento plurifamiliar y solo 0,1 GW en el unifamiliar.

El documento señala que, teniendo en cuenta solo el segmento residencial y el comercial de baja tensión, “con la incorporación de almacenamiento únicamente en este sector, el potencial económico de autoconsumo en el escenario objetivo podría incrementarse en 2030 en aproximadamente 2,39 GW, fundamentalmente gracias a las expectativas de reducción de costes” de las baterías.

La previsión más optimista o escenario de “alta penetración” es que se instalen en total 14 GW, de los que 4,7 GW serían entre consumidores residenciales. En este caso, se plantea que un 70% de las viviendas alquiladas cuenten con soluciones de este tipo.

El escenario menos optimista es que en total se instalen 4 GW, ligeramente inferior a los 4,3 GW que calculó en 2019 la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

El gran nicho del autoconsumo está en el segmento comercial, con 5,8 GW en el escenario objetivo y hasta 7,7 en el de alta penetración. Es el tipo de consumidor con más potencial “debido a la necesidad de optimizar costes energéticos y a la coincidencia entre el horario principal de actividad comercial con el momento de máxima generación de energía solar fotovoltaica, lo que permite un buen acoplamiento entre generación y demanda”.

Esto explicaría también que el despliegue esperado sea mayor en las comunidades autónomas con mayor pujanza económica y más pobladas.