Lo malo es que la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria no sólo está metiendo a la ciudad en el charco de la gran marina, es que también ha abierto un conflicto igual o peor en el Guiniguada. No nos referimos solamente a la demolición del escalextric, que empezó sin una mísera autorización de las instituciones en presencia. Es que se ha atrevido a trasladar los mismos métodos que le hicieron dejar a toda la ciudad en ridículo cuando viajó a Bruselas con Arnáiz, Soria y Cervantes para defender lo que se ha tornado indefendible. Pero del Guiniguada ya les iremos contando porque lo que piensa la doña hacer en el barranco amenaza el poco o mucho bienestar que habita en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.