En todas las cosas grandiosas que pasan en la política canaria, hemos criticado esa realidad onírica que nos hace adivinar quiénes son los ganadores de los concursos con antelación suficiente. El máximo de acierto lo tuvimos en la era Arnáiz, ese inmenso gestor siempre flanqueado por Soria y Mauricio, aunque también nos reconocerán que fuimos certeros en la adjudicación soriana de casinos. Ya no sólo acertábamos quién iba a ganar -y perdónennos la petulancia- sino también quiénes y bajo qué advocación se iban a presentar. Nuestro estreno con éxito fue La Favorita cuando titulamos tan ricamente “Van a por La Favorita”. Y vaya que si fueron: lo sabía toda la ciudad, lo contamos y encima pasó lo que pasó. Ahora -miren por dónde- es en San Bartolomé de Tirajana donde pretendemos acertar.