El vocal José Merino es un personaje controvertido, no sólo por aquellos episodios eólicos que él mismo reconoció con un desparpajo digno de mejor causa, sino por su paso nunca discreto por Canarias, ora para cenar con Soria, ora para merendar con Zerolo y, siempre de paso, para verse con los cargos del TSJC que dependían orgánicamente del consejo. En un cuestionario que el periódico conservador La Razón envió a todos los consejeros del Poder Judicial, en el que se pregunta por el destino de estos magistrados una vez abandonen ese órgano, Merino contestó que le correspondería de de Madrid, aunque admitía tener serias dudas. ¿A qué pueden obedecer esas incertidumbres del señor Merino? El juez responde con un acertijo, que sin duda que los sagaces lectores de esta sección son capaces de adivinar.