Tiene razón Soria, sin embargo, cuando critica la política de traslados de inmigrantes desde Canarias a la Península. Se está haciendo de modo un tanto caótico y generando problemas en el destino con tal de resolver los que se están dando aquí, en el origen. Sin restarle al presidente del PP la parte de razón que le asiste, debemos dudar de la fuerza moral de quien emite la crítica. Porque habría de remitirse a dos hechos incontestables de los que existen sobradas demostraciones en las hemerotecas: a) que Soria trasladó inmigrantes de modo ilegal e inhumano, con nocturnidad y alevosía durante su etapa de alcalde, y b) que su partido, cuando gobernaba en España, llegó incluso a sedar a inmigrantes para echarlos del país. La crítica se devalúa cuando el que la hace tiene la viga en el ojo.