Imagínese usted por un momento que se le ocurre organizar en su casa o en su empresa un almuerzo con personas especializadas en una determinada actividad. Le da a usted la gana de sentarlos alrededor de unas exquisitas viandas y al calor de agradables vinos de la más variada procedencia. Pongamos que usted es persona plural que no mira ni el color político de las personas a las que invita ni el pedigrí de los que son sus jefes. Los invitados, que se sienten halagados por su convite, le contestan que sí, que acudirán encantados al encuentro, absolutamente informal y ajeno a cualquier representación instuticional. Pongamos que tres de esos invitados son el director del Festival de Cine de Las Palmas, Claudio Utrera; la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta, y el director del teatro Cuyás, Manuel Gutiérrez.