Pero además de la incorporación Alfonso Cabello, el comité Ejecutivo del PP de Tenerife presenta otras muestras de las intenciones o debilidades que puede albergar su nuevo presidente insular. Su multicolorista composición es lo primero que canta: un juez en excedencia (el diputado autonómico Emilio Navarro), un histórico de ida y vuelta (Benicio Alonso), un funcionario del Cabildo de Tenerife, un tránsfuga, una hija de, una hermana de y hasta dos firmantes de una traición que sufrieron en sus carnes la legendaria máxima de Roma no paga traidores. Porque en ese apartado podemos encuadrar a Sheila Trujillo y a Jaime Hernández-Abad, que traicionaron en su día a Ángel Llanos a cambio de un puesto de concejal que nunca les llegó. Ahora reciben este premio de consolación, compartido con personajes como el alcalde de Santiago del Teide, Juan Daniel Gorrín, tránsfuga irredento que se presentó con CC a las elecciones de 2007 y, sin soltar el acta, se dio de alta en el PP. Domínguez lo ha nombrado secretario ejecutivo territorial de la zona más potente del turismo tinerfeño, Adeje-Arona-Guía de Isora-Santiago del Teide.