Separar para reciclar, y que viva el desarrollo sostenible. Con ese mensaje, las instituciones bombardean continuamente a los ciudadanos para que contribuyan con su esfuerzo a un planeta mejor. Y hacen bien en intentarlo. Lo malo es que luego las mismas instituciones y sus agentes lo ponen verdaderamente difícil: cuando no es la distancia entre un contenedor de papel del otro de vidrio y del tercero de envases, es que te colocan los depósitos de tal modo que parecen querer que reciclen sólo los Rambos. El contenedor de la imagen está situado en la confluencia de las calles El Cid con Mesa y López, en Las Palmas, está distanciado de la acera, con su valla de por medio, y para colmo, con las bocas orientadas para que el que quiera reciclar baje a la calzada y se juegue un toletazo. A ver si al que hay que reciclar es al encargado.