En el Partido Socialista, de repente, se ha hecho la luz. En el Grupo Parlamentario han decidido que ya está bien de paños calientes y sen han conjurado para proclamar que si hay cosas que aclarar en el caso Amorós, que se aclaren. Alguien debe haberse puesto a pensar y ha descubierto que las cuentas corrientes abiertas por los bancos para ingresar en ellas una especie de a modo de intereses, derivados a su vez de los fondos depositados en esas entidades por la Comunidad Autónoma, son una auténtica escandalera. Y que de ahí esos bancos pagaran facturas que Amorós les mandaba, ya es de tararí y no echar gota. Pero lo realmente grave es que esas cantidades no hayan entrado por la puerta grande como ingresos en los prespuestos de la autonomía, sino que pasaron a un limbo que sólo controlaban unos privilegiados. Feo feo, y la cosa promete ir a mayores, malversación incluida.