Feijóo y Moreno pugnan por quedarse con el consejero andaluz de Hacienda como figura “clave” para ambos equipos

Daniel Cela

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La dirección nacional del PP de Alberto Núñez Feijóo cuenta con dos hombres fuertes del Gobierno de Juan Manuel Moreno y parece quererlos “en exclusividad”. Se sabía de la marcha a Madrid del portavoz y consejero de la Presidencia en funciones, Elías Bendodo, tras su designación como coordinador general del PP, porque el propio Moreno zanjó el debate a los pocos minutos de hacerse público su nombramiento en el congreso nacional de Sevilla: “Son dos puestos de mucha responsabilidad y son incompatibles”, advirtió.

Pero el caso de Bravo era distinto. El presidente andaluz, ya en funciones, lo consideraba una figura “clave” en su futuro Gobierno, pero el martes, tras reunirse con Feijóo en la sede del partido en la calle Génova, en Madrid, se percató de que el gallego también cuenta con él para diseñar su estrategia económica frente al Gobierno de Pedro Sánchez de cara a las generales del año que viene.

Moreno anunció el adelanto electoral al 19 de junio con el argumento de que debía formarse un gobierno estable lo antes posible, en verano, para tener listos los Presupuestos Autonómicos del año que viene en tiempo y forma: esto es, el anteproyecto de ley llegaría al Consejo de Gobierno antes del 31 de octubre y el Parlamento aprobaría las cuentas en diciembre, a más tardar. Las cuentas con las que actualmente trabaja la Junta son las de 2022, prorrogadas porque la oposición en bloque tumbó el diseño presupuestario de 2023 el pasado mes de noviembre.

El resultado de las elecciones del domingo, con una abrumadora mayoría absoluta del PP, despeja el calendario previsto por Moreno. El consejero de Hacienda ya había iniciado la tramitación y el diseño de la envolvente financiera de los próximos Presupuestos, pero ahora está en el aire la continuidad de esos trabajos. Bravo es vicesecretario general de Economía del PP nacional y Feijóo quiere que esté centrado al 100% en esa tarea. El discurso económico va a ser fundamental en la estrategia de los populares en los próximos meses y hasta las elecciones generales de 2023.

El problema es que Moreno también ha subrayado, una y otra vez, que se avecinan meses de “turbulencias económicas” en Andalucía y que el peso del equipo financiero de su nuevo Gobierno ascenderá en el organigrama. El presidente andaluz en funciones contaba con Bravo para este cometido, incluido el reparto de los fondos europeos y la asignación de proyectos estratégicos para Andalucía. Durante la campaña lo ha verbalizado varias veces, sin descartar la creación de una vicepresidencia económica, y tras el 19J volvió a insistir en una entrevista radiofónica que “contaba con” Bravo.

Fuentes próximas al consejero de Hacienda aseguran que él estará “donde le diga el partido”, aunque es sabido su interés por posicionarse para ser el futuro ministro de Hacienda en el supuesto de que Feijóo alcance la Moncloa. Su nombre ya circula por los corrillos políticos y periodísticos, algo que puede beneficiarle o perjudicarle.

Este martes ha tenido lugar la primera reunión del Consejo de Gobierno en funciones tras las elecciones del domingo, con la comparecencia posterior de Bendodo y el vicepresidente de la Junta y ex líder de Ciudadanos, Juan Marín. El portavoz ha confirmado que no seguirá en el Gobierno andaluz la próxima legislatura y, preguntado sobre Bravo, ha indicado que seguirá el mismo camino. Luego ha matizado que eso depende de lo que acuerden Feijóo y Moreno. “No tengo ninguna intención de tener ningún papel en Andalucía. Cuando uno se va, se va. Se tiene que ir”, ha asegurado.

Aunque acto seguido ha revelado que ocupará uno de los cinco asientos de senador por la comunidad autónoma andaluza que le corresponden al PP -se nombrarán en el primer pleno ordinario, tras la constitución del Parlamento el próximo 14 de julio-. También ha dejado la puerta abierta a seguir como diputado andaluz, puesto compatible con el de senador. Bendodo tomará posesión de su acta de parlamentario dentro de tres semanas y luego, ha dicho, “ya iremos viendo”. Preguntado sobre si piensa abandonar la presidencia del PP de Málaga, el portavoz en funciones tampoco ha sido tajante. “Eso está por ver”, ha dicho.

“No me arrepiento de nada”

La comparecencia de Marín y Bendodo de este martes ha sido una escenificación del adiós amistoso de PP y Ciudadanos tras las elecciones andaluzas, aunque aún quedan cuatro Consejos de Gobierno que compartir. Los populares han fagocitado a sus socios, que pasan de 21 a 0 diputados. De ser parte del Ejecutivo a no tener representación parlamentaria. “El tándem Moreno-Marín ha funcionado como un reloj”, ha dicho Bendodo, que ha sido prolífico en elogios hacia el ex líder naranja, ya dimitido de todos sus cargos: “Me llevo un amigo”.

Marín, por su parte, ha asegurado que “no se arrepiente de nada”. “Entré a gobernar para que le fuera muy bien a los andaluces, no a mi partido. Y a los andaluces les ha ido bien”, ha dicho, tras subrayar que se siente “feliz” porque “Vox no ha entrado en el Gobierno”. “A lo mejor yo contribuí a ello en el debate con la señora Olona [Macarena]”, ha dicho.

Ciudadanos tenía la mejor marca electoral del país en Andalucía, con un resultado en las autonómicas y en las generales por encima de la media. Ahora han desaparecido del mapa político y Marín ha abierto la puerta a que los consejeros de su partido se integren en el nuevo Ejecutivo de Moreno, si éste decide contar con ellos [la titular de Empleo, Rocío Blanco, está muy bien considerada por los populares]. Al ser preguntado si el futuro político de la marca que lidera Inés Arrimadas pasa por integrarse en las siglas del PP, Marín ha respondido: “Estamos bien como estamos”.