Federer recupera el dominio en su jardín y supera el récord de Sampras
El tenista suizo Roger Federer se adjudicó su sexto título de Wimbledon al superar en una intensa final al estadounidense Andy Roddick (5-7, 7-6(6), 7-6(5), 6-3 y 16-14), lo que le permite superar en títulos de Grand Slam al mítico Pete Sampras al alcanzar su decimoquinto Grande y, recuperar el número uno mundial que cedió al español Rafael Nadal, ausente en Londres, el pasado año en agosto.
El de Basilea tuvo que esforzarse más de la cuenta para superar a su rival de este domingo, que protagonizó la sorpresa del torneo al apear en semifinales al ídolo local, Andy Murray y, que planteó un juego intratable desde su servicio, recordando a su mejor versión que le llevara al galardón del Abierto de los Estados Unidos en 2003, lo que provocó que el hasta este domingo número dos del mundo ofreciera su peor versión de todo el torneo londinense.
El choque estaba marcado de antemano por el contundente parcial a favor de Federer, que dominaba en sus enfrentamientos directos al haber ganado en dieciocho de sus veinte encuentros disputados, entre los cuales, tres de ellos, los únicos disputados sobre hierba, cayeron del lado del helvético, que este domingo mantuvo su racha al llevarse el título con la primera bola de partido de que dispuso, consiguiendo su único 'break' en toda la final.
El partido comenzó con la solidez de los servicios de ambos jugadores, que desde el saque fueron sumando los primeros juegos sin encontrar oposición. Con el transcurso de la primera manga, el de Nebraska adoptó un juego más ofensivo que en sus derrotas precedentes con el ex número 1, alternando subidas a la red con restos profundos.
Con el tanteador avanzado con iguales a cinco, el suizo dispuso al de sus primeras bolas de ruptura, pero no contabilizó ninguna de las cuatro que tuvo debido a la precisión del estadounidense con sus segundos servicios, que le permitieron encauzar el set hacia un definitivo tie-break.
Aunque, para sorpresa de Federer, el número 6 del mundo encadenó varios golpes acertados al revés de su rival que posibilitó que acertase con la primera bola de break de que dispuso, lo que trastocó los planes del suizo, que miraba incrédulo como su oponente norteamericano se adelantaba en el marcador de la final.
Recuperación de Federer en los dos siguientes parciales
El inicio de la segunda partida mantuvo el mismo guión que la primera. Con Roddick con el mismo planteamiento, basado en un servicio colocado y fuerte hacia el revés del suizo, que aumentó la agresividad en el choque, lo que provocó que varios de los puntos se decidieran tras intensos intercambios, en los que predominaban los efectos liftados y las rachas cambiantes del viento.
La resolución de la manga se decantó en la primera 'muerte súbita' del partido. Roddick gozó de una clara ventaja (5-1), pero cometió varios errores no forzados, fruto de los nervios por verse tan cerca de la certificación del tanteador, lo que permitió que el suizo entrase en el partido al igualar a uno el enfrentamiento al encadenar seis puntos consecutivos.
El tercer set se resolvió de la misma forma que el segundo. Cada jugador mantuvo su firmeza en el saque hasta el definitivo desempate del decimotercer juego, que nuevamente cayó del lado de Federer, que estaba a un parcial de certificar su sexto entorchado.
Con el partido cuesta arriba, el estadounidense volvió a hacer efectiva la segunda bola de break de que dispuso en el cuarto juego de la nueva manga, lo que posibilitó que afrontará con ventaja el resto del parcial y, la obtención del mismo por 6-3, el resultado más holgado de toda la final.
El definitivo set, sin 'tie-break', del lado del suizo
En el definitivo parcial, que se debería resolver sin tie-break al igual que la final del pasado año, el tanteo se mantuvo parejo hasta el primer punto inflexión del quinto set, con ocho iguales, momento en el que el norteamericano desaprovechó dos bolas de ruptura.
Con el choque superando las cuatro horas, el cansancio atenazó a Roddick, que sufrió más para mantener sus servicios, mientras que Federer los solventaba en blanco, hasta el trigésimo juego de la quinta y última manga, en la que el suizo aprovechó la única bola de partido de que dispuso, en realidad, la única ruptura que realizó al servicio inapelable del cañonero de Nebraska.
El único consuelo que le queda al estadounidense después de haber firmado su mejor partido ante su bestia negra, es que ha formado parte de dos de los encuentros con más juegos disputados en el All England Club, este domingo, y en el Abierto de Australia, en 2003 frente al marroquí Younes el Aynaoui, con 77 y 83 juegos, respectivamente.
De este modo, el tenista Roger Federer recupera su hegemonía en el verde de los Internacionales Británicos, condición que se mantuvo de forma interrumpida durante cinco años -del 2003 al 2007- hasta la disputa del año pasado de la final con Rafael Nadal, en el considerado por muchos expertos como el mejor partido de todos los tiempos.