El Zaragoza retrata el momento del Tenerife y compromete a Ramis
Ganó el Zaragoza con dos aciertos de Vada y perdió el Tenerife tras otro ejercicio de ineficacia ofensiva, descontrol táctico y espíritu escaso. Casi dos años después del último episodio, la derrota local dejó un aroma a final de ciclo –se verá– porque dio la impresión de que la bronca de Ramis tras el bochorno de Leganés no tuvo mayor efecto que el desahogo. Los tres compromisos que vienen fuera de casa (el último copero) deberán de definir el futuro del técnico y el objetivo cierto de los blanquiazules.
El Tenerife hizo más para ganar hasta el 0-1 y poco con sentido, tirando a nada, para arreglar el desasosiego que le creó Vada con su primer zarpazo. Tras el segundo, casi con media hora más por jugarse, el encuentro pudo acabar. Los locales se habrían ahorrado el papelón y el público menos retraso antes a la cena, porque ninguno de los cinco cambios modificó el guion y lo único que creció fue el cabreo de un Heliodoro atónito ante la indiferencia con la que los suyos aceptaron lo que se venía encima.
Ramis devolvió la titularidad a Larrea, sentó a José Ángel y dispuso el plan habitual, si no fuera que la presión fue un sucedáneo y así el resto. Carcedo, que se ve que se jugaba más crédito, roló a defensa de cinco, incrustó a Petrovic entre Francés y Lluis López y el serbio disfrutó con la pelea con Enric Gallego, de la que salió malparado el delantero, ni un control con sentido, un remate por dentro. Y a cambio un aluvión de faltas, una tarjeta y otra vez noventa minutos, Ramis sabrá por qué.
Aun con un tercer central, el Zaragoza jugó con fuego por la endeblez que mostró hasta lo de Vada. Entre alguna salida dudosa de Cristian, pudo golpear primero el Tenerife –como luego Mollejo en un remate que no cogió puerta con Soriano vencido–, pero anda el equipo sin fe y sin tino. A Iván Romero le cayó al pie un despeje pifiado de Cristian (m.13), pero la empaló por el lateral de la puerta. Después se le hizo de noche cerrada, con una presión desalambrada y ni un mal balón para exhibir su talento.
Los blanquillos primero le dieron el balón al Tenerife y luego descubrieron que había otro plan probando a asomarles las costuras con una pelota lateral. Como ya es norma, penetró el veneno por el flanco de Dauda y Nacho, donde ya es tendencia que cubran tarde, que concedan más pases de la cuenta o ambas cosas. En una de esas, se vino al área un centrito de Larra, prolongó Mollejo acelerando la detonación y metió el pie Vada ganando la pugna a Mellot. Un golpe, un gol y a remar.
El 1-0 fue apagando a poquitos al Tenerife en lo que trataba de dar sentido a su propuesta. Agarró de regreso del tanto un remate Gallego que negó Cristian y en un arrebato –su arrebato del viernes, podría decirse– enganchó Mo Dauda un tiro que pudo ser peligroso de no ir al cuerpo del portero, una parada sencilla. Llegado el entreacto, se oían los primeros silbidos. Con un “Cervera, vete ya”, habríamos retrocedido a la década en la que las penurias de la época obligaban a los entrenadores a obrar el milagro de la permanencia.
Y de vuelta del descanso, más de lo habitual en este tiempo. El Tenerife gastó un cuarto de hora para convenir en la necesidad de los cambios, más que por el camino se encontró con otro tiro de Mo Dauda (m.51) al que respondió indeciso Cristian, poco antes de que Soriano (m.55) casi firmara la jugada de la mujer barbuda, una cesión de Sipcic que despejó al pie de Giuliano y acabó salvando del gol el poste.
Después, el grupo de Ramis fue acumulando un error detrás de otro error en lo que aceptaba sumiso el destino de la derrota. Un cabezazo de Lluis López tras córner (m.55) que sacó Soriano en su mejor mano y, al cabo, la decisión final de Vada, yéndose en una conducción espléndida de Larrea –pasaba por allí–, León –también pasó por allí– y siempre de Sipcic hasta cruzársela a Soriano con un tiro de los que sí paraba cuando el Tenerife vivía en estado de gracia y salvaba las fallas con la mejor versión de su portero.
El segundo tanto de Vada dejó en innecesario el resto del partido y añadió algunos capítulos indigestos para la parroquia. Entre otros, el debut del joven Alassan, que por fin se ganó el derecho a pisar el césped pese a la dura competencia con sus mayores. O la enésima ocasión para comprobar que este Appiah otoñal juega en un equipo que no es el Tenerife, aunque viste igual.
(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic, José León, Nacho; Teto (Alassan, m.72), Larrea (Javi Alonso, m.72), Aitor Sanz (José Ángel, m.60), Mo Dauda (Appiah, m.82); Iván Romero (Borja Garcés, m.60) y Enric Gallego.
(2) REAL ZARAGOZA: Cristián Álvarez; Larra (Fran Gamez, m.72), Francés, Petrovic, Lluis López, Gabi Fuentes; Mollejo (Puche, m.77), Manu Molina (Zapater, m.77), Jaume (Jair, m.85), Vada (Lasure, m.72); y Giuliano Simeone.
GOLES: 1-0, m.23: Vada. 1-1 m.67: Vada.
ÁRBITRO: Víctor García Verdura (Comité Catalán). Amonestó a Nacho (m.64), Enric Gallego (m.76) y José Ángel (m.88) y a los visitantes Petrovic (m.50), Lluis López (m.75) y Fran Gámez (m.88).
INCIDENCIAS: Partido de la décimo tercera jornada de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez Lopez ante 11.443 espectadores.
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