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La lógica y el fútbol

Por pura lógica, por sensatez, por un poquito de sentido común, la UD Las Palmas atravesó este jueves una jornada marcada por el disparate: Trashorras anunció que se va del equipo y Pindado confirmó que se queda. El mundo al revés. Una auténtica temeridad firmada por la dirección deportiva que comanda Juanito, que deja marchar a un futbolista superior y renueva a un portero que sólo ha disputado esta temporada cinco partidos oficiales, que tiene 32 años y que no se sabe muy bien qué más aporta.

De Pindado, desde el bando amigo, se destaca una supuesta contribución positiva al grupo. Por encima, incluso, de sus méritos bajo palos, donde creo yo -igual ando equivocado entre tantos intangibles del balompié- que siempre se ha medido la virtud y la valía de un portero de fútbol. Y ahí, precisamente, no ha andado muy fino este curso el guardameta abulense.

Pero si para justificar la renovación de Pindado, Juanito apunta a valores que van más allá del terreno de juego, la operación se antoja como otro desatino más de este director deportivo que se mueve con barra libre. Señalado por la afición, enfrentado (por sobrado y altillo) de manera estúpida con buena parte de la prensa y bajo sospecha en el vestuario por acusica, su continuidad en la UD Las Palmas no parece sensata.

Como ilógico es no haber realizado un pequeño esfuerzo, como se ha hecho por otros futbolistas, para retener a Trashorras. Cierto es que la Unión Deportiva no desaparecerá del mapa por no tener en sus filas al mediapunta gallego. Este club ha superado y ha proseguido su camino tras encajar pérdidas más importantes, pero la entidad amarilla no está para lujos tan caprichosos como para dejar marchar al futbolista lucense.

Trashorras, junto a otros nombres propios (Juan Manuel Rodríguez, Santamaría, Samuel, Christian Fernández, Adrián Colunga o Marcos Márquez), fue fundamental en la remontada que la UD Las Palmas cuajó desde noviembre hasta hoy para eludir otro descenso a Segunda B. Suplente y señalado como culpable por Juanito como entrenador, el cambio de técnico sirvió para que el equipo amarillo recuperara la mejor versión del gallego.

Sin Trashorras, la UD Las Palmas pierde a un futbolista diferente. A un tipo superior a la media en Segunda división. Capaz de mover en ataque con criterio a todo un equipo, con calidad para desequilibrar en tiempos de apuro y con gol. Todo eso, y más, se deja atrás el equipo amarillo con la marcha del mediapunta.

Pero peor aún es la sensación que dejan en el aire todos estos acontecimientos. La impresión que queda es que la Unión Deportiva Las Palmas se ha convertido en un coto privado de amigotes, donde se valora más la capacidad de adulador y palmero que la de futbolista. Mal asunto.

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