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Abandono y ruina en el Sitio Patrimonio de la Humanidad de Risco Caído

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En el último pleno del Cabildo de Gran Canaria, celebrado el pasado 30 de Septiembre, una consejera de Unidos por Gran Canaria preguntaba al consejero de presidencia, Teodoro Sosa, por el estado de conservación del sitio arqueológico, Patrimonio de la Humanidad, de Risco Caído. Ni el consejero ni el presidente del Cabildo supieron dar una respuesta convincente. Por el contrario, adoptaron una actitud a la defensiva, y algo agresiva, lanzando acusaciones contra quienes precisamente vienen advirtiendo del peligroso estado de ruina en que se encuentra la joya de la corona del Patrimonio de la Humanidad, esto es, el Templo Astronómico de Artevigua, y todo su entorno en Risco Caído.

Y es que el complejo arqueológico-etnográfico de Risco Caído lleva años en un estado de total abandono, y el templo observatorio astronómico, cerrado desde hace un lustro a las visitas guiadas. Hace unas semanas, antes de las fuertes lluvias que trajo el ciclón tropical Hermine, como consecuencia, básicamente, de esta falta de mantenimiento y conservación, se produjeron desprendimientos de algunas piedras, procedentes del escarpe que está sobre las cuevas, entre otras razones, porque no se llevan a cabo los necesarios trabajos de limpieza del escarpe para retirar las piedras sueltas y la vegetación que pueda ocasionar fisuras en los estratos menos compactos de la formación geológica que está sobre el Templo Astronómico de Artevigua. 

Vamos a intentar explicar, de la forma más comprensible posible, cuál es la situación real y actual en materia de conservación y protección del complejo arqueológico-etnográfico de Risco Caído, que se encuentra en peligro de colapsar debido, básicamente, al abandono, pero sobre todo a la paralización de los proyectos de restauración, conservación y protección en el sitio arqueológico, que están paralizados sin justificación desde el 2015, lo que constituye un hecho insólito para una administración que debería estar volcada en la salvaguarda del sitio más emblemático del Paisaje Cultural de Risco Caído y Las Montañas Sagradas de Gran Canaria, Patrimonio de La Humanidad.

Para entender lo que está sucediendo en Risco Caído solo hay que fijarse en el dibujo de la columna litoestratigráfica levantada por el geólogo Ismael Solaz, justamente en el área donde se encuentra la cueva C6, que es una parte del templo astronómico.

En esta columna estratigráfica se comprueba cómo la extraordinaria cueva C6, que conforma parte del templo astronómico, fue excavada por los antiguos canarios en los estratos de arenas tobáceas, esto es, en los materiales geológicos menos compactos y más fáciles de excavar. En ese estrato también se fueron excavando el resto de las 20 cuevas que conforman el poblado, muchas de ellas de carácter histórico, y que en la actualidad están todas afectadas por un proceso de derrumbe que traerá graves consecuencias a todo el conjunto, incluido el templo astronómico. Se trata sin duda de los estratos más afectados por la erosión.

Sobre esos estratos de ceniza y arenas tobáceas, menos compactos, se encuentra un segundo estrato formado por depósitos aluviales (arenas, gravas y piedras) provenientes de un gran lago que existió en el lugar. 

Sobre este depósito se encuentra un III estrato, formado por materiales de brecha volcánica tipo Roque Nublo, con restos fósiles vegetales, improntas de grandes troncos de árboles e improntas de hojas de un bosque que fue incinerado por la nube ardiente de una erupción volcánica. 

El último estrato, el más potente, compacto y pesado, está formado por materiales de Brecha Roque Nublo, materiales geológicos que conforman el nivel mas superficial del Morro de La Lajita, en cuya base, en su vertiente naciente, se encuentra el conjunto de cuevas de Risco Caído.

Entre 2012-2014, mientras se llevan a cabo los trabajos urgentes de restauración y refuerzo de los huecos de entrada, reconstruyendo y reforzando los muros de cierre de las cuevas más importantes del complejo arqueológico, desde la dirección científica del Proyecto se encargaron los estudios e informes técnicos sobre las patologías que afectaban al escarpes y cuevas de Risco Caído, así como de las medidas inmediatas a adoptar.

Todos los informes técnicos que se realizaron entonces sobre las afecciones del macizo rocoso de Risco Caído coincidían en la necesidad de llevar a cabo acciones, en el escarpe y la base, con carácter urgente, para evitar que las cuevas de Risco Caído colapsaran por derrumbes del escarpe.

Así, en las conclusiones de estos estudios, en  el que participó un equipo interdisciplinar integrado por geólogos, ingenieros, arqueólogos y arquitectos tras los análisis pertinentes, la aplicación de técnicas de prospección geomagnéticas, con el empleo de georadares, tanto en el interior como en el exterior de las cuevas, levantamientos con láser-escáner de todo el escarpe y conjunto de cuevas, levantamientos fotogramétricos de las cuevas que conformaban el templo astronómico, etc., se llegaría a las siguientes conclusiones:

Que el macizo rocoso en el que están excavadas  las cuevas de Risco Caído presenta una cierta degradación generada esencialmente por:

- El distinto comportamiento mecánico entre las arenas tobáceas que forman la base del escarpe y el acantilado de las brecha Roque Nublo.

- La naturaleza detrítica porosa que poseen las secuencias de arenas tobáceas, rocas con porosidad intergranular patente, en especial el subtramo AT-02, fácilmente erosionables por agentes atmosféricos (lluvia, niebla, etc.).

- De otra parte, una red de fracturas descompresivas, entre las que predomina las de dirección N-S a Nº5E, con buzamientos muy fuertes (desde verticales a 75ºE), en especial en los sectores de las cuevas que dan al muro exterior.

- Asociado a lo anterior, un lajamiento descompresivo entre capas de arenas tobáceas de distinta granulometría que genera planos abiertos entre ellas y desconches en el techo y bóveda de las cuevas.

- Por último, el continuo uso antrópico de la cuevas (pajares, vivienda, pesebre o centro de ritos aborígenes) ha contribuido a un deterioro físico de las cuevas, en mayor o menor intensidad, como son reducciones críticas del  espesor de los muros (quizá el efecto más grave) por re-excavación del habitáculo, incisión de huecos que generan alteraciones en la roca, filtraciones y desconches verticales, así como tinciones y recubrimientos de alquitrán y breas sobre las capas de tobas finas del subtramo AT- 03.

- El escarpe inmediato a las cuevas, formado por conglomerados de cantos gruesos, presenta aparentemente buena consolidación, pero no es de descartar que se desprendieran cantos por efecto de degradación en la cohesión de la matriz fina.

Haciendo una valoración general de estado de conservación del conjunto arqueológico, se puede decir que las afectaciones descritas tienen una mayor incidencia en las partes exteriores de las cuevas, sobre todo aquellas relacionadas con la fracturación y microfisuración, debido a que los procesos descompresivos y de erosión son más intensos allí.

Se deduce de estos informes técnicos que entre  las actuaciones más urgentes, se encontraba entonces al igual que ahora,  la estabilización del escarpe, aplicando resinas y otros materiales no expansivos y transpirables, para sellar y consolidar los estratos menos compactos y más afectados por la erosión, los que están formados por arenas lacustres, tobas y cenizas volcánicas, que se encuentran debajo y por tanto soportando el peso del potente estrato formado por materiales del tipo Brecha Roque Nublo. Por lo que si esos estratos siguen degradándose, irá dejando en el aire a los materiales más pesados que están encima, que conforman el alero, bajo cuya protección se excavaron las cuevas a lo largo del tiempo.

Estos trabajos de tratamiento y conservación de los estratos más blandos del escarpe, nunca se llevaron a cabo, y tampoco las actuaciones en el conjunto de cuevas que están a punto de colapsar. Y no se hizo, porque entonces el coordinador administrativo del proyecto, el que manejaba los recursos económicos, se negó a continuar con la tramitación de los expedientes de contratación para los trabajos de conservación del escarpe y de las cuevas de la base, argumentando aquello de “¿Es que esta obra no se va a acabar más nunca?”. Se negó así a continuar con los trabajos señalados, haciendo caso omiso a los informes científicos y técnicos que advertían que el sitio arqueológico ahora Patrimonio de la Humanidad, podía colapsar de no actuar de forma inmediata.  

Desde la puesta en marcha del proyecto de intervención en Risco Caído y los sitios arqueológicos que formaban parte de la candidatura del Paisaje Cultural Las Montañas Sagradas de Gran Canaria, como Patrimonio de la Humanidad, como director científico del proyecto siempre plantee la necesidad de empezar por redactar los programas de intervención para restaurar, proteger y conservar los sitios arqueológicos y de interés etnográfico que iban a formar parte del Paisaje Cultural, como Patrimonio Mundial. Ninguno de estos programas ni proyectos se llevaron a cabo, ni tampoco los planes especiales necesarios para la creación de los parques arqueológicos y etnográficos.

El sitio arqueológico, que continúa en estado ruinoso, ya tuvo que ser mostrado a la inspección que envió ICOMOS para valorar la candidatura de Risco Caído como Patrimonio Mundial. Esto sucedió en 2017 y hubo que hacer filigranas para que la referida inspectora no viera lo que no tenía que ver, esto es, la ruina y desolación que rodeaba al Almogarén y templo astronómico de Risco Caído. También hubo que hacer encaje de bolillos para que la inspectora del ICOMOS no viera tampoco el estado de ruina de otros sitios y complejos arqueológicos que  formaban parte de la candidatura, me refiero entre otros a la Mesa de Acusa y El Roque de Cuevas del Rey.

Una vez obtenido, en 2019, el reconocimiento de la UNESCO de Risco Caído y Los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria como Patrimonio de la Humanidad, el tiempo parece haberse detenido allí, en el complejo arqueológico de Risco Caído, donde todas las intervenciones llevan paralizadas desde hace años. Las pruebas de tal abandono saltan a la vista, solo hay que visitar el lugar siguiendo cualquiera de los senderos que conducen al antiguo poblado. Ya por el camino se percibe lo desolado de todo aquel paisaje agrario, de bancales ancestrales que se levantaron con mucho sacrificio para colonizar las escarpadas vertientes de aquellos profundos barrancos, la ruina de los antiguos muros de piedra seca, que sujetan los bocados o bancales, está provocando que la tierra se vaya perdiendo ladera abajo. Es por eso que el paisaje antropizado, cuyo origen se remonta al tiempo de los antiguos canarios, está despareciendo a la vez que sucumben las cuevas del antiguo poblado de Risco Caído.

La indeleble huella del fuego está presente aún por todo el estrecho sendero hasta donde alcanza la vista, lo que nos recuerda el pavoroso incendio de 2019, que quemó 30.000 hectáreas de las cumbres de Gran Canaria. El incendio se produjo unas semanas después de haber declarado la UNESCO, en la declaración de Bakú, pero como si de un mal augurio se tratase, todo este Paisaje Cultural, quedaría calcinado en apenas unos días. 

Han pasado más años desde aquel acontecimiento histórico, por el cual se reconocía la cultura de los antiguos canarios como Patrimonio Mundial. Atrás parecía que iban a quedar los años de plomo, de expolios y destrucciones impunes de los Bienes Culturales pertenecientes a la cultura de los canarios ancestrales. Pero no ha sido así, los saqueos y atetados al patrimonio continuan a día de hoy y el sitio arqueológico de Risco Caído, la joya de la corona de las 18.000 hectáreas que conforman el Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria se encuentran en un estado de ruina y abandono incomprensible y desde luego incompatible con la figura de máxima protección y conservación que exige la UNESCO para con los monumentos arqueológicos, declarados patrimonio mundial.

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