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'Aflicción': la epidemia, aquí al lado

Gara Santana

Una vez escuché por la radio a una corresponsal de guerra a la que le preguntaban que cómo se las arreglaba para estar en los países en guerra y que no le afectaran las situaciones tan duras que presenciaba. Ella respondió que al principio si que se ponía “muy intensa y occidental” pero luego se propuso que nunca más se pondría más triste que las personas que vivían día a día aquellas situaciones y seguían sonriendo o seguían yendo al mercado, decía que si estas personas se adaptaban a esa extraña forma que tiene la vida de seguir después de una catástrofe, ella no tenía ningún derecho a sufrir delante de ellos. Recordé esto hoy mientras veía Afflicttion una película de Médicos Sin Fronteras sobre la epidemia del ébola y traté de beberme las lágrimas una a una al ver imágenes de muerte y dolor. Pero cuando me di la vuelta y vi, dos filas de butacas más atrás, a José Naranjo llorando como un niño, que ha visto de todo y lo ha contado y por ello le han dado la máxima distinción que una institución canaria puede otorgar, me di permiso para venirme abajo y llorar un rato.

Y es que el shock que deja en el cuerpo Affliction va mas allá de lo que dura el documental, algo se rompe por dentro para siempre y es algo que tiene que ver en parte con la vergüenza. Una se pregunta, ¿Por qué no nos dijeron más veces que esto era tan grave? ¿Por qué no nos zarandearon hasta hacernos recapacitar? La respuesta es que si lo hicieron. Muchas veces además, entre otros, periodistas como Naranjo y organizaciones como Médicos sin Fronteras que se dejaron literalmente la vida trabajando en el terreno y no hicimos ni puto caso. Dejamos que nos vendieran el miedo y que una vez más el foco de atención se centrara en nosotros cuando el ébola dinamitaba comunidades enteras en Liberia, Sierra Leona, Guinea que nos estaban pidiendo ayuda a gritos que no supimos oír o que oímos tarde y mal.

Ahora, afortunadamente estamos a pocos días de poder gritar que el ébola es historia en África, pero podemos ver este documental a modo de baño de agua fría para abrir los ojos a situaciones similares que están rondando nuestra alma y nuestra conciencia actualmente en el mediterráneo. Comprender la crisis migratoria actual, concienciar a los que están a nuestro alrededor y aliarnos para presionar a las instituciones políticas en busca de soluciones es nuestra responsabilidad y es el derecho de los miles de niños ahogados que no son portada ya.

Este artículo fue publicado en el blog de Gara Santana

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