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La Agenda para el Cambio Climático no puede esperar más

Raúl García Brink

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Hace unas semanas se celebraron en Gran Canaria dos eventos relacionados con el cambio climático. Por un lado, el Centro Unesco organizó conjuntamente con el Cabildo de Gran Canaria, la Universidad, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y otras instituciones, un Encuentro para analizar los efectos del calentamiento global en territorios insulares, especialmente en la Macaronesia. Y, de manera paralela, las mismas instituciones públicas junto a la sociedad civil-en este caso la Fundación Dinosol-, impulsaron la celebración del Climathon. Se trata de un “hackatón” climático en el que diferentes equipos compuestos por estudiantes y emprendedores buscaron, durante casi 48 maratonianas horas, soluciones innovadoras a retos climáticos propuestos por diferentes instituciones bajo el lema “cero emisiones”. Este evento se celebró de manera simultánea en más de 100 ciudades del planeta que respondieron al llamamiento de Climate-KIC,y por primera vez en Canarias.

Tanto el Encuentro como el Climathon tuvieron lugar bajo un contexto ciertamente preocupante tras el bofetón a los responsables políticos de todo el planeta que ha supuesto la publicación, por parte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), del Informe sobre 1,5°. Nos quedan escasamente 12 años para descarbonizar nuestro sistema económico y energético si queremos evitar las peores consecuencias del calentamiento global. El cuarto informe del IPCC planteaba un escenario entre 1,1° -el mejor- y 6,4° -una catástrofe-, de aumento de la temperatura media global. Pero este último presentado en Seúl parece confirmar los peores augurios. Con la misma contundencia se manifestaron los expertos tanto locales como foráneos que participaron en el Encuentro sobre territorios insulares. En este sentido, llama la atención que ese mensaje no haya calado suficientemente en la ciudadanía. Quizás, sea ya también hora de redoblar esfuerzos para que tanto los medios de comunicación como las instituciones públicas hagamos pedagogía para concienciar aun más sobre la urgencia y gravedad del asunto.

No sé si ustedes también tienen la sensación de que, en lo que se refiere alos mensajes lanzados desde las cumbres climáticas, para muchos se está hablando de Júpiter u otro planeta, y no de la Tierra.

Así, leemos que el hielo desaparecerá durante el verano en los océanos probablemente en el año 2040.Puede que nos parezca algo lejano, que ya veremos si nos afecta o no. Ahora bien, debemos pensar que sin la capa de hielo y su “efecto albedo” por el que se releja más del 80% del calor del sol, el océano pasará a absorber más del 95%, dando lugar a consecuencias dramáticas, tanto desde el punto de vista medioambiental como climático. Y no pensemos que este es un problema exclusivo de los casquetes polares. Los efectos del calentamiento global ya los estamos viviendo en Canarias, tal y como nos mostró durante el Encuentro el profesor de la ULPGC Santiago Hernández. Desde el año 1997 existen marcadores biológicos en nuestras aguas que muestran el significativo impacto sobre la biodiversidad marina del aumento en 0,5° de la temperatura.

Por otro lado, recientemente se ha publicado el Informe Planeta Vivo 2018 de WWF que calcula una disminución del 60 por ciento de la biodiversidad entre 1970 y 2014. Las tasas de extinción de especies son entre 100 y 1.000 veces más altas que la tasa estándar antes de que el ser humano se convirtiera en un factor de presión prevalente a escala planetaria. El Informe hace un llamamiento a la comunidad internacional para que se produzca un “cambio drástico”, mediante “un nuevo pacto mundial para la naturaleza y las personas”, basado en una relación armónica entre la humanidad y la naturaleza.

Indudablemente estamos ante una encrucijada civilizatoria. La innovación y la creatividad van a ser dos elementos claves para acelerar la transición hacia una sociedad descarbonizada. Precisamente son esos dos vectores los que se pretenden acelerar con eventos como el Climathon, en los que la búsqueda de soluciones a retos de carácter práctico juega un papel central. El diseño de un producto de aislamiento para la construcción compuesto en gran medida por plásticos no reciclables, o una aplicación para conectar las ONG’s con las cadenas de supermercados y aprovechar los alimentos a punto de caducar, son dos buenas muestras del trabajo realizado durante dicho “hackaton” climático.

En definitiva, la innovación debe ir vinculada a la economía circular, tal y como expone la Fundación Ellen MacArthur en su informe Hacia una economía circular. Motivos económicos para una transición acelerada. La economía circular se caracteriza por tratar “de que los productos, componentes y materias mantengan su utilidad y valor máximos en todo momento”. Dicho informe prevé que, en el caso de una hipotética transición hacia un modelo circular, el PIB europeo podría alcanzar una tasa de crecimiento de hasta un 11 % en el 2030 y de hasta un 27 % en el 2050, unas previsiones mucho más positivas que si continuamos con el modelo actual.

No nos queda mucho tiempo para buscar soluciones que sirvan de catalizadores para la innovación sostenible. Desde mi punto de vista, o incentivamos fiscalmente los bienes y servicios energéticamente eficientes y/o basados en las renovables, o los intereses particulares y la inercia de nuestro modelo económico impedirán que estos doce años nos conduzcan hacia un mundo más descarbonizado. En esto sentido, es fundamental plantearse, como laboratorios de economía climática de escala, la creación de Zonas Económicas Especiales Climáticas que sirvan de puntas de lanza para impulsar la transformación sostenible de la actividad del planeta. A escala estatal es clave convertir al Ministerio para la Transición Ecológica en un área estratégica de Gobierno de gran peso político y presupuestario. Ya perdimos mucho tiempo durante la era Rajoy. Toca ponerse las pilas y dirigir nuestros esfuerzos hacia la reducción muy significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero. La creación de departamentos de lucha contra el calentamiento global debe ser una prioridad en todos los niveles de la administración pública y debe estar exenta de las vigentes restricciones en lo que a recursos humanos y presupuestarios se refiere. Es una cuestión de supervivencia.

En el plano regional necesitamos el liderazgo climático auténtico que no hemos tenido durante esta legislatura, ni durante las anteriores. Mientras el IPCC alerta a la comunidad global sobre la necesidad de reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles, aquí hemos sufrido una descarada ofensiva a favor del gas bajo la excusa de una supuesta transición energética, y nos han vendido un Observatorio Canario de Cambio Climático que nunca ha existido, por solo citar dos muestras de un rosario de despropósitos a lo largo de esta legislatura.

Esto refleja el desnorte de un Gobierno de Canarias: sin agenda climática, y al servicio de intereses contrarios a cualquier estrategia mínimamente sostenible. Claro que desde hace algún tiempo Clavijo y su gobierno dejaron de hablar de la implantación del gas. Estamos a unos meses de las elecciones y no conviene. Pero sinceramente, no nos podemos permitir otra legislatura más sin una Agencia Canaria para la Transición Energética y el Clima, que lidere, junto a los Cabildos y los Ayuntamientos, una profunda transformación hacia un modelo de desarrollo en sintonía con los objetivos de las cumbres climáticas. Por otra parte, que todavía no se hayan impulsado instalaciones turísticas piloto inspiradas en la economía circular sólo puede ser producto de la indolencia.

Queda tanto por hacer que ya no nos podemos seguir permitiendo gobiernos insensibles como los de Clavijo y Rajoy. La política no puede consistir en hacer lo que ya hicieron otros en el pasado, tenemos que recuperar su dimensión transformadora de la realidad. La comunidad científica nos está advirtiendo que la inacción frente al calentamiento global implica contribuir a una diabólica espiral climática. Un informe del equipo liderado por el experto de la NASA Jim Hansen afirma que sólo a través de una drástica reducción de las emisiones de CO2 “podremos tener la posibilidad de evitar un cambio climático desastroso”.

Desde el Cabildo hemos hecho mucho si tenemos en cuenta que para el equipo de gobierno anterior estas cuestiones no es que se ignoraran a posta: es que ni siquiera existió una mínima conciencia acerca del calentamiento global. Pero no podemos sentirnos satisfechos. Tenemos que seguir redoblando los esfuerzos, implementando la Estrategia de Cambio Climático o impulsando el Pacto de los Alcaldes.

El reto es apasionante y no nos podemos permitir el lujo de fracasar. Que yo sepa, Canarias no está en Júpiter y reúne las condiciones para ser un magnífico banco de pruebas en el que desarrollar un modelo de economía circular lo más descarbonizada posible. En breve tendremos la oportunidad de enviar a Júpiter a un Presidente Clavijo que se ha ganado a pulso una reprobación en las urnas por defender las energías sucias y ser incapaz de liderar absolutamente nada en el ámbito climático o de economía circular. Hace falta un cambio de ciclo y aire nuevo. El gobierno de Clavijo y los de Rajoy también han sido parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y la desaparición de los mismos va a contribuir de manera decisiva a mitigar los efectos del calentamiento global. No les quepa ninguna duda de que la humanidad lo agradecerá en el futuro.

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