Agüita, oye

Por lo visto, todo arranca del PSOE y López Aguilar que amañaron una denuncia (falsa, por supuesto) y ordenaron a la Fiscalía y al tribunal darle curso. El objetivo aparente era Zerolo y resto de los imputados, pero lo que en realidad se busca, aseguran, es hundir Tenerife golpeando a CajaCanarias. Agüita.

Aguilar, insisten, ataca a Tenerife, “cuna de ATI” y corazón de CC, mientras los empresarios canariones le hacen la ola entusiasmados. En lo que la infame prensa grancanaria le dedica al asunto teresito grandes espacios informativos; aunque, en realidad, no sean tales espacios ni más ni menos generosos que los ocupados por otros escándalos, desde el eólico a los de Telde o Mogán, por citar algunos. No sé si saben que para eso están los periódicos. Entre los objetivos canariones figura que Las Teresitas no le haga competencia a la playa de Las Canteras. Agüita, bis.

Para mí lo de Zerolo es un insulto a la inteligencia del pueblo tinerfeño, al que el alcalde santacrucero considera tan dormido que no reacciona; con tanto Arrorró de himno no me extraña, qué quieren. El periódico que ya saben corrobora lo dicho por el alcalde alertando a los supuestos durmientes de cara a la elección de presidente de CajaCanarias, para la que hay dos candidatos.

Uno es el ex presidente Adán Martín, al que el periódico tilda de traidor vendido a los canariones, a los que piensa entregar los ahorros tinerfeños. Se inclina, pues, por el otro aspirante, Alvaro Arvelo, director general de la entidad, que cuenta entre sus méritos estar imputado en Las Teresitas. De quien salga elegido depende, según los inflamados zerolianos, que CajaCanarias permanezca o desaparezca. Agüita, tres.

Yo sé que alguno de ustedes pensará que exagero, pero no. Espero, de verdad, que se crean tales barbaridades. Porque, de no creérselas, revelarían una monstruosa falta de escrúpulos para salvarse de la quema incendiando al archipiélago y seguir jugando a la Lotería; la que siempre toca, no la del común.

Menos mal que ultrainsularistas sólo son los canariones; de serlo Zerolo habría enviado la cañonera.