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Cristina baila sola

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Fernando Clavijo se sintió ayer muy importante en Madrid y en un desayuno informativo afirmó tajante que Junts per Catalunya tendrá la llave para la gobernabilidad de España pero Coalición Canaria posee el llavín, que es más chico pero más juguetón. 

Era una forma de decir que los nacionalistas canarios tienen un voto decisivo y pueden usarlo indistintamente a favor del PP o del PSOE con tal de que eso lleve aparejado la asunción de la famosa agenda canaria, o sea, la carta a los Reyes Magos bien cumplimentada. 

Si Coalición Canaria respaldara en la investidura a Pedro Sánchez, este podría ser investido con la abstención de Junts per Catalunya. Esto es, no haría falta que los independentistas catalanes de derechas dieran el sí a Sánchez.

Pero el partido de Puigdemont no tardó en aguar la fiesta al presidente canario al responder que su formación no se abstendría en la investidura de Pedro Sánchez sino que votaría contundentemente sí o no, dependiendo de los compromisos del presidente del Gobierno en funciones. El gozo de Clavijo en un pozo.

Sin embargo, el presidente canario tiene ahora la excusa perfecta para votar a favor de la investidura de Pedro Sánchez si este aprueba la agenda que Clavijo tiene guardada como oro en paño en su inseparable mochila. Aunque Feijóo agradeció a Coalición Canaria su respaldo a su fallida investidura en el Congreso, no hubo ningún diputado popular que aplaudiera las intervenciones de la única parlamentaria de CC en la Carrera de San Jerónimo.

Cristina Valido estuvo más sola que la una en sus palabras desde la tribuna de oradores del Congreso. Eso suele ocurrir cuando uno es diputado único y no tiene compañeros que le aplaudan las gracias. Los partidos mayoritarios tienen garantizados los aplausos de sus correligionarios, aunque el discurso sea malo de solemnidad. 

No obstante, al diputado de Unión del Pueblo Navarro, que también está solo en el Parlamento, le aplaudieron los diputados del PP porque el hombre, con un discurso tradicionalista y trasnochado, coincidía con los postulados sobre ETA y Venezuela de la vetusta y periclitada derecha española.

Valido, en cambio, se desligó de ese relato antiguo y casposo que suele emplear la derecha rancia en el hemiciclo. No es que la intervención de Valido fuera espectacular durante la fallida sesión de investidura de Feijóo, pero tampoco quiso hacerle mucho la pelota al gallego, como sí hizo el navarro. Al fin y al cabo UPN es la marca blanca del PP en su comunidad foral, tradicionalista y de las JONS. Valido tiene ahora la oportunidad de reparar ese agravio. ¿Qué es eso de que los diputados del PP aplaudan al de UPN y no hagan lo propio con la de CC, siendo los dos socios de investidura? Esto es intolerable. 

Coalición Canaria, no obstante, midió mal su apoyo al candidato Feijóo, sabiendo además de antemano que no iba a llegar a buen puerto. No vale que el PP, que es su socio de Gobierno en Canarias, pudiera presionarle para respaldar al gallego porque no es la primera vez que Coalición vota en Madrid lo contrario que en Canarias para hacer creer que es es una fuerza equidistante a los dos grandes partidos españoles. La razón de ser de Coalición Canaria es que Madrid se entere de lo que vale un peine isleño. Siempre apuesta a caballo ganador y se coloca junto al árbol que más sombra da.

Valido repite lo que dice Clavijo sobre la amnistía: no le gusta pero tampoco hace ascos si tiene que aprobarla a cambio de muchos millones de euros para las islas. Otra vez el valor de la agenda canaria a subasta. 

Coalición Canaria se cree la dueña del archipiélago, igual que PP y Vox están convencidos de que España es su feudo particular y la calle es suya, como decía Fraga, el ministro franquista y presidente de honor del Partido Popular, en el siglo pasado, aunque siga teniendo vigencia hoy. 

La política actual es radicalmente pragmática. Si Sánchez se compromete con Clavijo y Valido a respetar la agenda canaria de la A a la Z, contará con el voto de los nacionalistas canarios, que solo se distinguen de los navarros de UPN en que aquí no nos gusta la tauromaquia. Ni los cuernos ni las orejas y el rabo. 

Lo mismo le ocurre a Pedro Sánchez, que si logra sacar adelante su programa político, le da igual aprobar un indulto, como ya ha hecho a pesar del escándalo y el ruido de la oposición, que la amnistía. Los indultos a los soberanistas cataranes también fueron muy cuestionados el año pasado pero finalmente hubo que dar la razón a Sánchez porque, después de aplicarlos, los problemas territoriales de Cataluña se sosegaron notablemente. 

Al gobierno progresista no le preocupa tanto la amnistía como la estabilidad de España y que esta avance adecuadamente, según su programa electoral. En la anterior legislatura la derechona también criticó mucho los acuerdos del Gobierno con Esquerra o con Bildu, pero al final no se rompió España ni ocurrió nada grave, sino todo lo contrario. 

Como bien repite continuamente el portavoz socialista Patxi López, lo importante aquí de los pactos no es con quién sino para qué. Al votante socialista le importa un carajo conceder la amnistía si eso provoca la paz, el progreso y la estabilidad del país. Igual que le importa un higo pactar con Bildu o Esquerra Republicana de Catalunya si se asegura los votos para aprobar medidas sociales necesarias para la mayoría de la población. 

 A la oposición se le va la fuerza por la boca: su objetivo es simplemente desgastar al gobierno porque, cuando tiene que votar medidas sociales como la reforma laboral o la subida del salario mínimo, las rechaza de plano. Es lógico que el votante de izquierda prefiera incluso a nacionalistas de derechas si estos aprueban medidas progresistas que Feijóo y Abascal son incapaces de respaldar. 

Lo del fin justifica los medios es muy antiguo y no lo ha inventado Pedro Sánchez. Cuando el fin es lícito y deseable, también están justificados los medios mientras estos no colisionen con los principios morales. Lo que para el gobierno es moral, para la oposición no lo es, y viceversa. 

La derecha más radical española ya está preparando otra campaña para tratar de convencer a los compatriotas de que el próximo gobierno que se forme en España no será legítimo. Y eso que ni siquiera está formado. 

La derecha se pone muy nerviosa cuando no está en el poder. Por mucho ruido que haga, previsiblemente seguirá cuatro años más en la oposición porque Pedro Sánchez le ha puesto sordina a la ruidosa trompeta de Feijóo. Fuera de la Moncloa hará mucho frío este invierno. 

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