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Déjame morir

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El Congreso de los Diputados dio luz verde esperanza a los que quieren morir dignamente tras haber sufrido muchos años alguna enfermedad insoportablemente dolorosa. Todo el arco parlamentario votó a favor, excepto PP y Vox. 

La derecha estatal es más montaraz que la autonómica. Todos los partidos de la derecha nacionalista se unieron a la izquierda y a los liberales de Ciudadanos para aprobar la ley sobre la eutanasia, excepto Unión del Pueblo Navarro, que es una especie de sucursal del PP en Navarra.

Parece claro que la derecha periférica es más progresista que la centralista y mesetaria. Porque estamos hablando de un derecho y no de una obligación. A nadie se le obligará a practicar la eutanasia pero los enfermos graves con dolencias prolongadas y dolorosas podrán decidir si quieren acabar con su vida o seguir sufriendo hasta que le llegue la muerte. 

Nadie nos preguntó si queríamos nacer pero una vez nacidos tenemos el derecho de decidir hasta cuando queremos seguir viviendo.

La derecha carpetovetónica y carcamal española suele ser impositiva y se agarra a supuestos sentimientos religiosos para justificar su negativa a la eutanasia como si esta ley obligase a los españoles a utilizarla. Es solo un derecho opcional.

Es una ley que no obliga a nadie y que es optativa. Pasa exactamente lo mismo que ocurrió en la transición democrática con las leyes de divorcio y del aborto. La derecha más agraz y reaccionaria se opuso de forma contundente y tajante, argumentando también de paso sus creencias religiosas. 

Esa derecha heredera del franquismo no se ha dado cuenta de que vivimos en un Estado aconfesional. Pablo Casado tuvo un enfrentamiento con Pedro Sánchez en el Congreso a cuenta de la Navidad. El líder de la oposición dijo solemnemente que vivimos en un país cristiano, obviando totalmente lo que proclama nuestra sacrosanta Constitución sobre la aconfesionalidad del Estado. 

El problema es que el PP y Vox hacen política con el catecismo en la mano y parecen desconocer que el nacionalcatolicismo propio de la dictadura franquista acabó hace ya más de 40 años.

De todas formas, el tiempo dará y quitará razones. La misma derecha española que se opuso al divorcio y al aborto fue luego la primera en utilizarlo a su favor. 

Ahí están los casos de Fernando Suárez, diputado de Alianza Popular y último ministro vivo del franquismo, o de Francisco Álvarez Cascos, secretario general del Partido Popular cuando lo presidía José María Aznar.

No me extrañaría nada que los primeros que utilicen la ley de eutanasia en España sean los mismos que la rechazaron en el Congreso. No sería la primera vez ni será la última. El fariseísmo es inherente a algunos diputados. 

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