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El día de ayer

José H. Chela / José H. Chela

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Me parece estupendo, pues, que salgan timplillos y chácaras a la calles y que se visiten exposiciones y hasta que se organicen verbenas o se monten ventorrillos con turroneras ataviadas según la tradición y todo y que se monten exhibiciones de deportes autóctonos entre los que, por mucho que se empeñe mi colega y amigo José Carlos Marrero, no debiera figurar el arrastre de ganado, entre otras razones porque ni canarios ni guanches ni bimbaches ni auaritas ni mahos ni gomeritas ni majoreros disponían de vacas para que arrastrasen nada. Pero, en fin. También me sorprenden algunas imágenes insólitas, indudablemente llamativas. Y hasta estéticamente tiernas, oigan. Muchos colegios celebraron un día antes, o sea, el 29, el Día de Canarias y pidieron a los alumnos que acudiesen a los centros vestidos con los trajes típicos. De modo que anteayer vi de refilón, por las calles y plazas de la ciudad, a negritos y chinitas tocados los unos con el cachorro y polainas sobre el calzado y luciendo, las otras, el corpiño ajustado y la rayada y borlada falda recogida en los tobillos. Los transeúntes se paraban y decían que qué bonito. Y es que los inmigrantes –o los chiquitines adoptados- se integran muy bien siempre que sus padres o sus familias tengan la pasta suficiente para comprarles unas ropas de mago. Pocos serán, me da a mí, aunque no tenga estadísticas al respecto. Pero, en fin. Que una cosa son las actividades populares y lúdicas y otra, bien distinta, los pomposos actos oficiales e institucionales que van cada vez a menos y que, en esta oportunidad, han resultado incluso chuscos al estar protagonizados, en muchas ocasiones, por autoridades que están en un tris de dejar de serlo y por políticos que acaban de perder el cargo en las urnas o que han debido dejar paso a otros por decisión de sus propios partidos. Al gentío le va la marcha, sí, pero, aunque a veces y según los lugares lo parezca por lo tristemente que tropieza en la misma urna, no es masoquista. Y esos coñazos no se los traga ya ni en la tele. O sea, que con una cosita discreta y simbólica iba que chutaba la celebración digamos oficialista del día de ayer. Y otra ventaja: que más barata saldría, tíos.

José H. Chela

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