Encuestas y domingo electoral

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En los últimos días y horas hemos recibido un sinfín de datos sobre encuestas publicadas; de hecho, este lunes acababa el plazo legal para su publicación, prohibición que supone un dislate a estas alturas de instantaneidad y digitalización. Sin embargo, hay una pregunta demoscópica que me temo que aún no han respondido los sondeos (o la mayoría de ellos) y que no solo es pertinente sino que debe ser contestada con antelación: ¿Estamos ante una cita electoral de continuidad o de cambio?

De su respuesta, netamente politológica, se deriva el resto de consecuencias. Y es que las encuestas llegan hasta donde llegan y, antes o después, se tropiezan ante las realidades estructurales conformadas por los valores sociopolíticos, el poder y el itinerario histórico en las urnas.

Dicho de otra forma, este domingo difícilmente podríamos asistir a un vuelco electoral de cambio de ciclo al estilo de los que propiciaba la época del bipartidismo dinástico; algo así, como lo que fue la convocatoria municipal y autonómica de 1995 y 2011 a favor del PP u otras respectivas en beneficio del PSOE. Hoy, el sistema de partidos es otro (el neoturnismo no funciona tal como se diseñó por el poder constituyente) y, por ende, la reordenación del poder que provoca las urnas y los pactos no alcanzan las repercusiones o características de antaño. Por ejemplo, ya no hay olas electorales sino, si acaso, ‘miniolas’ electorales como la otrora que asistió a Pedro Sánchez en 2019.

Por consiguiente, al margen de los resultados de la noche del domingo en el ámbito estatal, autonómico y municipal, que tiene su interés, y mucho, de cara a los comicios generales, lo realmente importante es si persiste la quiebra del bipartidismo dinástico y sistémico (que apunta a ello), si Alberto Núñez Feijóo​ (de ganar su partido) podrá ser lo que fue José María Aznar y Mariano Rajoy en acumulación de poder institucional (que parece que tampoco lo conseguirá), si el PP sin la extrema derecha ya no será nada (que necesitará a Vox) y si el PSOE resiste o decae para dar entrada a la pujanza de las izquierdas territoriales que ocuparán el protagonismo a medio plazo en la bancada de la izquierda: ERC, EH Bildu, BNG, Nueva Canarias…

Todo lo anterior, en gran medida, tendrá su contestación este domingo. Y, hasta ahora, las encuestas que hemos conocido no responden a ello. Es como si, por prudencia o temor, no se atrevieran a esclarecer esta cuestión, tan prioritaria e imperiosa en Ciencia Política, de cara al futuro inminente. El domingo, en principio, se atisban cambios. Pero no serán los cambios periódicos y predichos que protagonizaban el PSOE y AP/PP (antes UCD) alternándose mutuamente en el pedestal. Los agentes políticos que se ciñan al cortoplacismo acabarán sucumbidos por los designios de la transformación histórica que se otea en el horizonte. Y, aunque cueste creerlo, aunque pudiese generar menos expectación, serán las luces largas lo que el domingo por la noche nos dirán si el sistema de partidos podrá todavía timonear el sistema político del 78 o este prosigue en la senda del estancamiento o regresión. Son palabras mayores. La partida es de otro calibre, y distinto al habitual desde la Transición.

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