España piensa que le va bien

Un hombre observa por la ventana el despliegue policial y la concentración de protesta organizadas antes de su desahucio

Gara Santana

19 de septiembre de 2023 00:57 h

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“En dos décadas, el porcentaje de personas que se consideran clase obrera cayó del 50% al 16%, según una encuesta del CIS”. El dato es de 2021 y lo traía al presente a través de sus redes sociales la escritora Azahara Alonso, que no sale de su asombro y como a todos los que vemos este dato, no nos salen las cuentas.

Tras darle algunas vueltas he llegado a la conclusión de que el problema es tanto de autopercepción como de relato y he intentado imaginar qué pensaban los encuestados que no se perciben como clase obrera o trabajadora cuando el Centro de Investigaciones Sociológicas les preguntó.

Les pudo jugar una mala pasada la autopercepción, porque la imagen que navega en el imaginario colectivo de un obrero o una obrera, es la de una persona saliendo de una fábrica de Londres con los zapatos dos tallas más grandes, parches en las rodillas y las caras llenas de hollín y claro, nadie es esa persona en 2023. La segunda trampa es de relato: si tengo un móvil de alta gama, viajo en avión y puedo ser turista en “países que están peor” y tengo techo, pues no soy Georgina Rodríguez pero estaré “en el medio”.

Todo lo que justifica que te sientas clase media se mantiene sobre una nube (frágil como una nube), de la que te puedes caer en cuanto vengan las cosas, tan solo, un poquito mal dadas en tu vida. Lo vimos perfectamente en la crisis de 2008; todo el mundo tenía casa y derecho a vivir en ella, hasta que no se pudo pagar la mensualidad de la hipoteca y los bancos echaron a la gente a la calle sin contemplaciones dejando una estampa de este siglo que ya no era ropa rota delante de la fábrica, era gente sin casa en la cuarta economía del euro.

Si el móvil de alta gama que tienes en la mano lo estás pagando en cinco años, si tardas un año y medio en pagar cuatro días y medio de vacaciones en París, si te suena el despertador por la mañana y no tienes opción de ignorarlo, si cuando te surge un imprevisto médico o una emergencia en el dentista tienes que recurrir a la privada y la factura te deja la cuenta en negativo, si para arreglar el coche le pides un bizum a tus padres o vives su casa después de los 30 porque los precios de lujo de viviendas con goteras, no te lo puedes permitir, eres clase trabajadora todo el rato.

Cuídate de quien te lo niegue, que con una mano se está cargando el estado del bienestar y con la otra te tiene entretenido en la nube de los pagos a plazos y utilizará todos sus recursos y canales mediáticos para que sigas pensando que tú no tienes parches en las rodillas, que tú no estás tan mal, y es verdad, como quienes están en la absoluta precariedad.

En diez años, cuando el CIS pregunte nadie será obrero y solo habrá miseria.

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