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Espacio de opinión de Canarias Ahora

La hora de la verdad

Fernando Ríos Rull

Las Palmas de Gran Canaria —

Es de agradecer el esfuerzo realizado por las fuerzas políticas partidarias de la reforma electoral en ofrecer alternativas a CC para que la apoye y no se quede al margen como una fuerza anti-sistema o marginal.

Ahora la pelota está en el tejado de la formación gobernante –y supuestamente nacionalista, a la vez que defensora de las islas- para aprovechar la oportunidad de mejorar de verdad el sistema electoral en clave de país.

Me explico: llevo mucho tiempo intentando convencer de que de poco o nada sirve superar la triple paridad si no somos capaces, como Pueblo, de construir nuevos equilibrios entre población y territorio, de integrar tanto a los ciudadanos como a las islas en la toma de decisiones: que por mucho que la triple paridad sea considerada por mucho como mala malísima, peor es la consecuencia del efecto péndulo, de tal manera que se postergue a las islas en esa toma de decisiones.

Canarias no se va a poder construir desequilibrando a las islas más frágiles en su representatividad. Al contrario, la verdadera garantía del equilibrio se consigue teniendo presencia donde se toman las decisiones: en el Parlamento.

CC debería aprovechar la coyuntura para conseguirlo: Si las islas no capitalinas han venido gozando de un poder enorme por los efectos de la triple paridad (porque teniendo el 17% de la población eligen al 50% de la representación), ahora, si se decide abolir, como parece, la triple paridad, se debería buscar otro mecanismo que permita que las islas puedan mantener un peso significativo en el Parlamento de Canarias.

Y es posible lograrlo a través de un sistema bicameral, a partir del cual sería posible construir Canarias sobre un exquisito equilibrio entre los factores poblacional y territorial sin que ninguno aparezca infra representado frente al otro; sistema que puede tener la virtud de conjugar las aspiraciones tanto de quienes reivindican la igualdad de voto entre todos los ciudadanos canarios con independencia de la isla de residencia (a través de la cámara poblacional mucho más proporcional) como de aquellos otros que quieren mantener la representación, en términos de equilibrio, de cada Isla (con la cámara territorial donde cada una tenga la misma presencia).

Es un sistema relativamente sencillo, donde ambas cámaras -y, por ende, ambas representatividades- participan en las decisiones normativas y presupuestarias y que no implica más gasto público, ni creación de nuevos cargos políticos. Está explicado prolijamente en este enlace para que quien quiera pueda cotejar sus ventajas. Incluso, aunque no sé por qué, si se tiene temor a llamarla segunda Cámara, es posible lograrlo con la actual Comisión General de Cabildos Insulares, potenciándola claro, lo que requiere retoques estatutarios, y estamos a tiempo de hacerlo.

En función de cómo quede la reforma electoral nos jugamos la consolidación de Canarias como País; si nos equivocamos supondría la constatación de que corremos el riesgo cierto de convertirnos en una Comunidad fallida –y a lo peor es lo que algunos buscan-, entre cuyas consecuencias estará que el autogobierno no se ha podido convertir en el verdadero motor del cambio que Canarias necesita precisamente por la incapacidad colectiva para consensuar ese justo equilibrio entre Isla y Archipiélago.

Termino insistiendo en que ahora está en las manos de CC conseguirlo, pues puede condicionar su apoyo a la adopción de ese nuevo equilibrio. De corazón espero que lo logren, pues significará que ha primado el sentido de país sobre sus propios intereses, cosa no muy frecuente en los últimos tiempos...

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