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Intercambio de prisioneros: Rusia-USA. Pablo González liberado por Putin

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El periodista español Pablo González ha llegado a Moscú, junto con otros intercambiados, donde fueron recibidos por el presidente ruso Vladímir Putin. Esta operación no es obra del gobierno español ni del polaco, sino producto del intercambio acordado por el presidente Joe Biden que ha dicho que fue una “hazaña de la diplomacia”. Desde una parte a otra del mundo y del tablero geopolítico, las negociaciones han logrado el canje de prisioneros y así la Libertad de Pablo González.

Algunas informaciones necesarias

Se trata, en definitiva, del mayor canje de prisioneros desde la Guerra Fría, en el que Estados Unidos y países aliados en la OTAN han canjeado con Rusia a 24 prisioneros. Los casos afectados por este acuerdo político global ruso-americano han ido conociéndose a cámara lenta. Así, el miércoles se supo que Eslovenia condenaba y, a la vez liberaba, a dos ciudadanos y los expulsaba del país acusados de espionaje a favor de Rusia: Artem Viktorovic Dulcev y Ana Valerevna Dulceva, de nacionalidad rusa que habían entrado a Eslovenia con pasaportes argentinos.    

Recordemos que Pablo González fue detenido y acusado de espionaje en febrero de 2022 en la localidad polaca de Rzeszow, donde informaba sobre la llegada de los refugiados ucranianos tras la invasión rusa. Fue detenido sin ningún género de pruebas de espionaje, pero sospechoso por el terrible delito de tener doble nacionalidad, la española y la rusa. Nuestro reportero hispano-ruso ha pasado más de dos años y cinco meses de cárcel en Polonia. 

Es triste que el Gobierno español no haya jugado ningún papel activo en el rescate, ni tampoco la burocracia estatal polaca haya hecho otra cosa que obedecer y someterse a los deseos del gobierno norteamericano. Se llaman occidentalistas y democráticos, pero ignoran principios y conductas.

Las imágenes difundidas del presidente ruso, Vladimir Putin, recibiendo y saludando a pie del avión son significativas. 

De Ankara a Alemania

En Alemania los medios han aceptado, o mejor dicho, han tragado y se han sometido a la decisión americana, así como el propio Canciller Scholz, pero los comentarios han sido fuertemente ideológicos: presos políticos encarcelados injustamente en Rusia y Bielorrusia han sido liberados en un canje de prisioneros entre Rusia y varios países occidentales. En estrecha cooperación con Estados Unidos y socios europeos, se ha liberado con éxito a un total de 16 personas. El canciller federal Olaf Scholz comentó el canje de prisioneros en el aeropuerto de Colonia/Bonn. Y se dejó fotografiar.

Resumen de los hechos más importantes para los medios alemanes: De Ankara a Alemania: El intercambio de prisioneros tuvo lugar el jueves en la capital turca, Ankara. Según el Canciller Scholz, muchos de los liberados temían por su salud e incluso por su vida. «Por eso es importante que ahora hayamos hecho posible esta protección para ellos aquí», declaró a última hora de la tarde del jueves en el aeropuerto de Colonia/Bonn. Allí recibió a las personas liberadas.

También aquí existen los buenos y los malos.

La compañera de Pablo radiaba felicidad al recibir la noticia y, más tarde, poder acompañar al liberado tanto ella como los hijos. Oihana Goiriena dijo desconocer cuándo podrá regresar Pablo González a Euskadi y si cuenta o no con pasaporte. 

También confirmó que la investigación estaba ya archivada, aunque ha reconocido que “la mejor solución hubiera sido que se celebrara un juicio en el que poder presentar sus argumentos y defender su inocencia”. Para ella y su familia ha sido fundamental la acción solidaria de los grupos de apoyo, instituciones vascas y medios de comunicación, mientras que al contrario ha criticado que “en dos años y cinco meses” no ha recibido llamada alguna del Gobierno central de España. Ahora estima que el Gobierno de Madrid no necesita la atención que no tuvo en el pasado y ahora mejor que se la ahorren. “No la espero ni la quiero”, ha dicho.   

Durante su trayectoria profesional, Pablo González había ganado cierta fama por la cobertura de temas delicados y su habilidad para obtener información en contextos difíciles, como eran, por ejemplo, la guerra en Ucrania y la segunda guerra del Alto Karabaj. También colaboró con medios españoles importantes como La Sexta, Público, Gara y otros, especializándose en Europa del Este y los países de lo que fue la zona soviética. Recordemos que él habla ruso perfectamente por haber pasado su infancia en Rusia.

La familia de González Yagüe era de origen vasco y se exiliaron a la Rusia soviética durante la Guerra Civil española. Esa es la razón por la que Pablo tiene nacionalidad tanto rusa como española. Aunque haya sido rescatado por Putin y el gobierno de Sánchez no haya movido un dedo, sin embargo, antes de su arbitraria detención por el gobierno derechista y anti-ruso de Polonia, Pablo González residía en Vizcaya, que es España aunque haya que recordarselo a tirios y troyanos del PP y VOX. 

Detención en Polonia

El 27 de febrero de 2022, González fue detenido en la frontera entre Polonia y Ucrania. Desde su detención, González permaneció incomunicado, sin posibilidad de hablar con su abogado ni con su familia., El caso llamó la atención del Comité para la Protección de los Periodistas, que pidió un proceso justo y transparente, y del Parlamento Europeo, generando críticas de periodistas y políticos respecto a la represión periodistica y la libertad de prensa.

Las acusaciones de las autoridades polacas suponían hasta 10 años de cárcel según el Código Penal de Polonia. Sin embargo, el juicio nunca tuvo lugar, ya que la ley polaca permite el ingreso en prisión preventiva prorrogable cada tres meses. Por esta razón, se presentó su caso ante el Parlamento Europeo en una jornada llamada “Journalism is not a crime” (El periodismo no es un crimen), en la que participaron Ohiana Goiriena, pareja del periodista detenido, así como el secretario general de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), Anthony Bellanger.                                                                                               La burocracia de Polonia exigía a la familia de Pablo González que explicase por qué quería hablar con él durante el tiempo en que sin pruebas lo mantuvo detenido. Y eso bajo el gobierno de entonces de los hermanos gemelos que se decían católicos y apostólicos, aunque quizás no “romanos” ya que no les gustaba el democrático Papa Francisco. 

Desde que las autoridades polacas detuvieron al periodista, acusado de espionaje, su familia no pudo hablar con él. Su pareja tenía que «justificar» por escrito los motivos por los que quiere realizar una visita o mantener una conversación telefónica. Eso en el occidental y democrático(?) – nada totalitario - sistema polaco.    

En el País Vasco el Parlamento de Gasteiz con una conjunta declaración de PNV, EH Bildu, PSE y EP-IU, mostraron su preocupación por la situación padecida por el periodista Pablo González, asegurando en las fechas de su encarcelamiento que no compartían la decisión del tribunal polaco e instaban al gobierno de Polonia a respetar sus derechos y poner fin a la vulneración de los mismos.

Y de la liberación de Pablo González parecen alegrarse solamente los de la Izquierda y Podemos, porque la derecha mediática española parece que ha tratado la noticia como si hubieran tragado un litro de vinagre. 

Pablo González, en las mazmorras polacas

Según comentaba El País, González permaneció recluido en celda sin ventanas en el módulo de alta seguridad de la prisión de Radom, a 70 km de Varsovia. Además sólo tenía una hora de paseo en un patio de 7x4 m². Toda esta información fue proporcionada por Pablo a su esposa, Oihana, en las únicas tres visitas que pudo su mujer realizar.

Amnistía Internacional (AI) denunció también tales condiciones del encarcelamiento de González. En su momento, Virginia Álvarez, investigadora de Amnistía Internacional, declaró a RTVE.es, lo siguiente: “Lo que nos preocupa y lo que estamos denunciando es que han pasado dos años y sigue encarcelado en régimen de aislamiento, en un régimen muy severo, donde está 23 horas en una celda”. De tales condiciones inhumanas no se ha visto nada en los medios europeos, que tanto despotrican contra Rusia, Putin, contra los chinos y silencian los atropellos en nombre de Occidente y la OTAN.

Además, lamentaba Álvarez, “se está vulnerando su derecho a la vida privada y familiar porque en estos dos años solamente ha tenido dos visitas por parte de algunos de sus familiares, no todos, y por ejemplo no se le están permitiendo ni llamadas telefónicas con su familia ni videollamadas”. 

AI destacaba que P. González no sabía de qué se le acusaba formalmente, y así no podía preparar su defensa. “Lo que pedimos a las autoridades de Polonia es que se presenten formalmente los cargos para que pueda defenderse; que se revise su situación de régimen de aislamiento; que se revise su situación de prisión provisional y, por supuesto, que se garantice también que pueda tener un contacto con sus familiares”. La burocracia y el gobierno polacos hicieron oídos sordos a tales reclamaciones y a los mínimos prinicipios de los Derechos Humanos. Posiblemente porque Pablo tenía también la nacionalidad rusa.

Estrechos vínculos: esclavo y señor

El portavoz del Ministerio del Interior polaco, Jacek Dobrzynski, ha informado actualmente de que la decisión de incluir a González en el canje se ha basado en los «estrechos vínculos polaco-estadounidenses», así como «la cooperación aliada», «los intereses comunes de seguridad» y la «misma comprensión en los valores democráticos». Esta es una forma hipócrita de evadir el reconocimiento público de su obediencia y sometimiento a la voluntad del gobierno americano. Son los “estrechos vínculos” que atan al esclavo a su dueño y señor.

El intercambio de prisioneros entre USA y RUSIA

Este se trata de un intercambio gestado a lo largo de varios meses y que se considera el más importante desde la Guerra Fría. Este intercambio ha supuesto también la puesta en libertad de Evan Gershkovich, el corresponsal en Moscú de The Wall Street Journal, condenado el mes pasado a 16 años de prisión por un tribunal ruso.

Tras la mencionada sentencia, Gershkovich, de 32 años, se convirtió en una pieza clave para negociar un posible intercambio por presuntos espías rusos detenidos en el extranjero. La inclusión de González en este intercambio colocó al periodista español en esta categoría, a pesar de que tanto él como su círculo cercano han negado enérgicamente cualquier colaboración con el régimen de Vladímir Putin desde su arresto.

Ni el gobierno de Sánchez ni el de Polonia ni tampoco el gobierno de Coalición semáforo de Alemania han jugado papel importante ni mediador, se han limitado a aceptar y obedecer. Incluso en Alemania la Oposición parlamentaria de la Derecha democristiana ha aceptado el canje: Norbert Röttgen, experto en política exterior de la CDU derecha democristiana alemana, calificó el intercambio de difícil compensación. Alemania había aceptado una «seria desventaja». «Pero esto se justifica por la ganancia humana, por la libertad y la liberación de la tortura para 16 personas», dijo Röttgen en la radio Deutschlandfunk. El intercambio fue un toma y daca, dijo, y añadió que comprendía a todos los que lo habían encontrado muy difícil. «Yo también, pero al final apoyo la decisión».

El origen ruso del periodista español ha sido determinante para que quede incluido en el Acuerdo entre Washington y Moscú. El caso más conocido internacionalmente del intercambio es el de Evan Gershkovich, colaborador de ‘Wall Street Journal’ que estaba preso cárcel rusa tras una condena de 16 años de cárcel por espionaje. Ha quedado libre este jueves y ha sido recibido por el presidente Biden de EEUU de madrugada en Maryland. Igual que Pablo González fue recibido en la noche de Moscú por el Presidente Putin.

Las libertades y las negociaciones

El intercambio de presos que se ha llevado a cabo incluyendo la liberación del periodista español ha sido, hay que repetirlo, el más numeroso entre Rusia y Occidente desde que terminó la Guerra Fría. Al parecer la Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT) ha estado coordinando la operación, que se ha llevado a cabo en Ankara. Los 26 presos (entre ellos, según parece, dos menores) que fueron liberados aterrizaron en el aeropuerto de la capital turca en siete aviones procedentes de Estados UnidosAlemaniaPoloniaEsloveniaNoruega Rusia. Diez de los presos fueron con destino a Rusia; doce, a la República Federal de Alemania y cuatro, a Estados Unidos.

Luis Rodrigo de Castro, de Relaciones Internacionales CEU, piensa que este intercambio de prisioneros puede ser visto como un rayo de esperanza y una señal de que el diálogo está en marcha. Aunque el proceso de paz podría ser lento y depender de futuros desarrollos, como el resultado de las elecciones en Estados Unidos, es importante destacar el papel mediador de Turquía, que ha demostrado ser un actor clave en la diplomacia internacional. Así mismo, Turquía podría seguir desempeñando un papel crucial en el conflicto ucraniano y en otras áreas geográficas relevantes, como Oriente Medio y Venezuela. La esperanza, claro, es lo último que se pierde. Pero si no hay que dejarse llevar del pesimismo, tampoco hay que dejarse iluminar por un optimismo prematuro.

Como hemos podido ver en los noticieros y leer en la prensa internacional, los presidentes de Rusia y Estados Unidos no se hablan, pero se desplazan a recibir a los presos liberados. Algo es algo en estos tiempos de guerras y gastos armamentistas, de propaganda mentirosa y amenazas. No es mucho, pero es siempre mejor que el lenguaje de las bombas y de las amenazas nucleares. No sabemos que le deparará el destino futuro al periodista González, pero por ahora podrá disfrutar de su familia, de seguridad y de libertad. Sí: algo es algo.

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