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Judíos, criptojudíos, asquenazis, sefarditas. ¿Nación, pueblo, raza, apóstoles de Jahvé, becerros de oro?

23 de septiembre de 2024 14:50 h

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De lo que estoy muy seguro es que  no nacieron en Juncalillo, ni descienden de los guanches. Durante más de 2.000 años, rechazados de una u otra forma, bien por su religión en sí misma, vinculada a la creencia de ser un pueblo elegido por su dios (Jahvé) para salvar al mundo, bien por su avaricia, que les lleva al pragmatismo y adoración al Becerro de Oro, “según recogen las Sagradas Escrituras”… bien por su característico nomadismo, que les ha llevado a estar presentes en muchos países del mundo occidental, no por ello es menos cierto que todo, junto y sumado, ha hecho que lleven una forma de vida, muy sui géneris y fanatizada que les diferencia del resto de religiones y culturas, pero muy práctica para lo que son, sean, pretendan ser.

Seres humanos y terrenales, al fin y al cabo, asidos al relato de sus orígenes y victimización de su historia, sufrieron, dantescamente, el genocidio nazi en la IIGM; genocidio que han sabido explotar, políticamente, para tratar de desterrar a la población autóctona palestina y constituir Israel, como estado-nación; también negros, gitanos y árabes fueron víctimas del Holocausto, sin tanta fortuna.                                                                                                                                 

Cuentan con colonias muy importantes, fundamentalmente, en países dominantes del mundo occidental y donde son conocidos como “sefardíes”, a los emigrados de la península ibérica, “askenazis”, a los originales y residentes de Alemania y de Europa oriental…  ¿Judíos o alemanes?, ¿judíos o polacos?, ¿judíos o austro- húngaros?, ¿judíos o ucranianos?, ¿judíos o ingleses?, ¿judíos o castellanos?, ¿judíos o catalanes?, ¿judíos o americanos?, ¿judíos o argentinos?… Entre ellos, los hay que esconden su origen y sus razones tendrán (religión, sectarismo, esconder sus tesoros…), siendo definidos y conocidos, los que eso hacen, como “criptojudíos” y “marranos”. Excelente, abundante y diversa fuente de información…p ara un “servicio secreto”.                                                   

Admirados por sus conocimientos financieros, adquiridos durante tantos siglos y, por ello, muy estimados y valorados por las grandes corporaciones del sector financiero y por multinacionales de toda actividad, los capitalistas más devotos consideran que son un tesoro de sabiduría, presentes en las invenciones de la emisión de bonos y de las OPV (ofertas públicas de venta), de las letras del tesoro, de los bonos y obligaciones de estado, de los fondos de inversión (fondos buitres);,incluso, contribuyeron a la creación de la Reserva Federal Americana.                                                                                                                                                       

Se silencian sus deslices y trampas, por ejemplo, con las hipotecas sub-prime, que dieron origen a la crisis financiera de 2007-8, primera de la globalización. Hoy, recolocados y confundidos… en el mundo de poder: J.P. Morgan, Goldman Sachs, Bernard Madoff, Merrill Lynch, Lehman Brothers, Blackstone, Bear Stearns, Carlos Slim, Amancio Ortega, Warren Buffett… Habrá que sumarles nuevos incorporados: Musk, Bezos, Zuckerberg, Bill Gates y otros propietarios de empresas a las que Pierre Levy define como Estados-plataformas, tecno- poderes que están limitando a Europa a meras tareas reglamentistas. 

Pero, fue el siglo XIX el inicio de su “asimilación”, primero, y su “inserción social”, después, por su contribución financiera a gran escala en la lucha contra Napoleón y en la Revolución Industrial, así como por su importante papel en la minería y en la promoción de los ferrocarriles; su “integración”, aún hoy, está por ver. Desde entonces, los países anglosajones y occidente les otorgan un reconocimiento y protagonismo que ha ido in crescendo

Finalizada la Primera Guerra Mundial ponen en marcha el Banco Internacional de Pagos, fundado en enero de 1930, contando en su consejo de administración con varios exaltos cargos nazis y empresas como IG FARBEN, J.H. STEIN BANK, con el objetivo de intermediar en las operaciones de pago de la reparación de guerra, sin llegar a conseguirlo. Su domicilio social lo fijaron en Basilea y ahí sigue hasta el día de hoy. Nuevo intento, durante la II Guerra Mundial de la mano de los Rothschild, la familia Lazard, franceses, los Warburg alemanes, el Banco de Inglaterra, a través de su presidente, Montagu Norman, Hjalmar Schacht, ministro de finanzas de Hitler…

Durante la Conferencia  de Bretton Woods, año 1944, generaron un fuerte enfrentamiento entre las delegaciones de EEUU ( Harry Dexter White y Henry Morguentathau) y la británica (Jonh Maynard Keynes y Dean Atchison). Entonces el gobierno norteamericano lo presidía  Roosevelt, quien prefirió que fuera desmantelado, o cuando menos, que no fuera operativo. Esa decisión no se llevó a efecto nunca. Hoy, el Banco Internacional de Pagos es una realidad operativa y fundamental en el entramado de la globalización y no tiene obligación de rendir cuentas ante ningún gobierno.

Theodor Herzl, promotor y defensor de la constitución y asentamiento territorial de los judíos israelíes, en Palestina, según unos, y fundador del sionismo moderno y austro-húngaro, argumentaba que serían dique de contención para “Europa” contra la barbarie. Otros se lo atribuyen al predicador cristiano - dispensionalista reverendo William E. Blackstone, autor de Blackstone Memorial, quien, entre otras cosas, consideraba que los verdaderos cristianos no tendrían que sufrir las duras pruebas del fin de los tiempos. Predicaba que los verdaderos cristianos serían sustraídos a la batalla final y enviados al cielo (el llamado arrebatamiento de la Iglesia). Para el reverendo Blackstone los judíos librarían esa batalla, de la que saldrían además convertidos a la fe del Cristo victorioso. Los dos promotores fallecieron sin disfrutarlo, en la tierra, pero lograron su objetivo.

Desde su constitución como Estado de Israel, en Palestina (1948), no han cejado en su empeño de eliminar a los palestinos árabes de toda Palestina; poco a poco, judíos, o Israel, obtienen el acceso a la industria militar y tecnológica anglosajona, sin caretas. Aún hoy, se rigen por leyes fundamentales a la carta, según coyunturas. Carecen de Constitución porque no han encontrado el encaje entre su papel de elegidos como núcleo de la Torá y los pocos que defienden la democracia, considerados traidores. Tal vez, están a la espera de exterminar a los palestinos para incluir en su Carta Magna los linderos definitivos. En el año 2023 se estima que invirtió 1.100 millones de dólares en armamento nuclear, por encima de los 900 de Corea del Norte y de los 1.000 de Pakistán (Xataca, 30 de junio 2024).                                                                                                                                                                                                                                                                                         Imprescindibles para entender el mundo anglosajón y su expansionismo. Aliados estratégicos tanto en lo económico, como en lo militar con los EEUU, a través del AIPAC, Comité de Asuntos Públicos EEUU-Israel. En la reciente visita de Netanyahu a EEUU, a pesar de ser condenado y perseguido por la Corte Penal Internacional, fue recibido con todos los honores. En esa visita, que coincidió con la renuncia a la reelección por parte de Biden y las Olimpiadas de París 2024, su arrogancia pudo pasar desapercibida, pero es innegable su autoridad con el hermano aliado.                                                                                                                                      

Desprecian su historia compartida con el mundo árabe, otra de las ramas semitas, aunque argumenten su pertenencia para justificar sus derechos sobre Palestina: se consideran superiores, al margen de su confusa y manipulada historia.                                              

Es este el enemigo y el poder al que se enfrenta Palestina, hoy, sola. Se enfrenta al poder militar y económico judío-anglosajón (el más poderoso del mundo) y a la propia OTAN; unos la interpretan como guerra religiosa y otros, como yo, de guerra colonial. 

Jahvé, ¿por encima de Alá y Jesús? ¿Lucha por el poder religioso? No. Los papeles están bien repartidos. Max Weber les otorgaba haber engendrado el Cristianismo y el Islam, además de un papel crucial en el surgimiento del Mundo Occidental Moderno. Tal vez, cuando el propio Weber escribía refiriéndose a que “la primera relación social, entre humanos, fue la de amo-siervo”, ya estaban por ahí.

La alianza judeo-anglosajona ha demostrado su capacidad de destrucción a lo largo del siglo XX y en el presente XXI. No creo que nadie cuestione sus capacidades científicas, económicas y militares…más que demostradas, así  como su inteligente propaganda y su arrogancia. Autores del actual genocidio en Palestina (más de 40.000 muertos en Gaza y más de 1000, en Cisjordania), sus formas coloniales  y destructivas han sido denunciadas como genocidio en Naciones Unidas, donde  distintos de sus  organismos, como la Corte Penal Internacional, y la Asamblea General, lo han condenado, sin mayores consecuencias, por el veto sistemático de sus aliados anglosajones.

La doble moral que durante el último siglo ha mantenido EEUU y aliados con su hegemonía, sobre todo, tras la II Guerra Mundial, ha contribuido a traernos a la situación mundial actual.

Republicanos y demócratas, en sus políticas internacionales, no vacilan, no modifican los acuerdos y acciones, económicas o militares, llevadas a cabo en el exterior por el otro, aunque alternen la presidencia. No lo pudo hacer Obama, en Irak, generando, además, una primavera árabe, “en defensa de la democracia”, que acabó con la estabilidad del norte de África. No lo puede hacer Biden en Palestina, con los acuerdos de Abraham establecidos por Trump y que nos afecta de forma directa a los canarios, vía Marruecos. Ya la candidata Harris ha dicho, claramente, que apoyará el derecho de Israel a traer a sus prisioneros de vuelta a casa; otra cosa es acabar con el genocidio que sus socios están cometiendo sobre un pueblo indefenso, al margen de declaraciones de buenas intenciones. 

Joseph S. Nye, político, pensador y demócrata americano, coautor con Robert Keoane, de la obra Poder e Interdependencia consideraba que el poder internacional se juega en tres dimensiones: militar, económico y agentes no estatales (desde la Banca al terrorismo). Son conocidas sus teorías sobre “Poder Blando” y “Poder Duro”, así como sobre “El Poder Inteligente”: “Que otros quieran lo que tú quieres”. En eso están, en Palestina con su poder duro y en Ucrania, con su poder inteligente.                                                                           

Nos enfrentamos al peor escenario posible y al que tanto temía Bill Clinton, cuando al final de su mandato manifestaba “que el creciente poder de China obligaría a su propio país, EEUU, que ostentaba el dominio sobre la política, la economía y el poder militar, a reconsiderar su compromiso con el multilateralismo, deseando que cuando eso ocurriera, EEUU optara por aceptar un mundo dirigido por la legalidad internacional, en lugar de por el poder militar”. Acertado su temor, en las siguientes elecciones ganó el republicano Bush, hijo, y llegó la guerra de Irak de la mano de sus aliados anglosajones, bajo el control de Cheney y Ramsfeld…  La ultraderecha estadounidense, cripto-fascista, matrimoniada con el capital judío y cuyas respectivas “religiones” y sus vasos comunicantes les impiden el divorcio.                                                                                                                             

Hoy se mezclan el judaísmo, el nazismo y el fascismo en la Globalización: comparten formas autoritarias, excluyentes y racistas con desprecio al derecho internacional y enfrentamiento al Poder Judicial en países demócratas. 

La historia moderna ha demostrado el importante papel de las organizaciones del poder financiero- económico y militar, en el control de la política mundial; no son invenciones conspirativas, sino realidades constatables y duraderas: sincretismo, sinarquismo, Unión Internacional Pan-europea; American Enterprise Institut; Instituciones de la Globalización; club Bilderberg; Foro de Davos; Heritage Foundation y su proyecto, 2025. Thinks tanks a porrillos y, entre ellos, el creado en 1997, Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, con sede en Washington: unilateralismo, soberanismo y guerra preventiva. El Sr. Brzeinski, en su obra El Gran Tablero Mundial, lo aclara cuando manifiesta el temor a que si la Unión Europea llegara a acuerdos con Rusia y China, los EEUU se convertirían en un satélite euroasiático.

Detrás de esos poderes, sus herramientas: militarización y propaganda de demonización contra toda oposición a su sistema: desde la creación de la organización Cinco Ojos, en 1941, hasta Aukus, en 2021; pasando por Canzuk, Anzus, Ukusa… además de la OTAN. Las expectativas de paz y mejor convivencia que abría la Caída del Muro de Berlín, reducido a cenizas por la peor bomba que el ser humano ha desarrollado, hasta hoy: una Globalización agresiva y desigual del norte rico, contra el sur y sus recursos naturales.                                    

Noam Chomski, politólogo y lingüista americano de origen judío, consideraba que la democracia que defendía Obama en su iniciativa de la Primavera Árabe era solo una forma de control social.

Otro judío-americano, Herbert Marcuse, nacido en Alemania y que huyó a EEUU en 1943, gran filósofo y sociólogo, fue más lejos ya en 1964, cuando escribía sobre la sociedad americana, en su obra El Hombre Unidimensional, afirmando que “tras el capitalismo americano, existe una sociedad represiva que aprisiona la existencia individual, en nombre de un pseudo-interés general.” Sociedad brutal, tanto en su expansión colonialista, como en el control total que ejerce sobre la libertad, mediante el progreso técnico y las producciones. Comparaba el discurso neoliberal con el Gran Hermano de Orwell y, añadía, cómo todos los sistemas de producción han sido orientados hacia el poder, todas las maquinarias son sus instrumentos; adelantaba que la sociedad contemporánea tiende al totalitarismo que se manifiesta en la uniformización tanto política como técnica, presentando los modos de consumo como libertades económicas, cuando satisfagan falsas necesidades. Para la eficiencia de los controles sociales, la prensa se autocensura y la libertad se reduce a escoger entre las distintas marcas y fruslerías. El hombre de nuestros días es unidimensional porque ha perdido la dimensión de su autonomía, la de la personalidad, la del humanismo; en resumen, las dimensiones de los valores idealistas y románticos“.

Eso decían dos hombres sabios que, con cuarenta años de diferencia, exponían su preocupación, común, sobre la sociedad norteamericana.

Otra, alemana-norteamericana y judía, Hannah Arendt, filósofa y escritora, contraponía la libertad (americana) a la igualdad (europea), optando por la libertad. No sé si su pensamiento sobre derecho a tener derechos, escrito en referencia a lo acaecido durante la IIGM en defensa del derecho de los judíos a constituirse en Estado-nación, dejar de ser apátridas, y poder acogerse a los principios que la Declaración Universal de los Derechos Humanos recogen; considerando, además, que se refería al derecho de cada individuo a pertenecer a la Humanidad y que ello debe ser garantizado por la propia Humanidad; no sé si pensaría lo mismo y lo defendería, igualmente,  para los palestinos, hoy.

En el año 1995, Ralf Dahrendort, pensador germano-británico, escribía en su obra La Cuadratura del Círculo sobre las necesarias combinaciones, entre bienestar económico, cohesión social y democracia,  se preguntaba qué utopía es alcanzable en el mundo actual para una buena sociedad: ¿Desarrollo económico en libertad política sin cohesión social?; ¿ Desarrollo económico y cohesión social sin libertad política?; ¿Libertad política y cohesión social en la pobreza? Tres alternativas. Sería fácil deducir que cuando habla de libertad política se refiere a la democracia, pudiera ser…pero da la impresión que su condición de alemán pragmático, le lleva a cuestionar los objetivos,“ implícitos a la democracia y la libertad política: el bienestar, o cohesión social; el desarrollo económico sostenible y la justicia, que no menciona. Orwell, en su obra 1984, veía para ese año la existencia de tres grandes estados, en guerra continua, Oceanía ,Eurasia y Estasia, como crítica al estalinismo, el Gran Hermano.               

La constatación del hermanamiento judeo-anglosajón, su caminar juntos, es evidente: desde el apoyo a la independencia americana, sin menoscabo de la alianza judeo-británica, iniciada en el siglo XVII; su aportación a la creación de la Reserva Federal Americana, sus complicidades en las dos Guerras, hasta el momento actual.

Palestina sufre, sola, las arbitrariedades de ese poder ¿occidental? Poder que, pareciéndoles insuficiente para sentirse seguros y dominantes, fuerzan a Europa, a través de la OTAN, a inversiones que les benefician de forma preferente. Una OTAN compuesta por 29, o 32 países, con una población que no llega a 1.000 millones de habitantes; una renta per cápita media en torno a los 47.000 dólares americanos, según datos macroeconómicos aportados por la propia Organización y recogidos en Expansión. Sus enemigos: China, con una población de 1.400 millones de habitantes y una renta per cápita de 12.500 dólares americanos; muy próxima, Rusia, con una población de 150 millones de habitantes. No hay Pacto de Varsovia a quien enfrentarse, militarmente. ¿El enfrentamiento es al temor de que la ideología comunista pueda existir y la inocule al mundo occidental?  

Rusia y China no disponen de los recursos que los judíos-anglosajones tienen, no por incompetentes, ni carentes de desarrollo, sino por destinar los suyos propios a inversiones en defensa militar contra un occidente que se resiste a aceptar que, otros sistemas, otras formas de vida y otras filosofías existan con la aceptación de sus ciudadanos. No lo aceptan, siquiera, con otras formas de capitalismo, como el social demócrata desarrollado en Europa y que tanto contribuyó a la sociedad del bienestar.

¿Globalización, mundialización, es lo mismo? Depende, cristales distintos… La globalización judeo-anglosajona se identifica más con el autoritarismo dieciochesco y religioso: “Nuestro Rey es Jesús”. La mundialización, su traducción, la quiero interpretar más próxima al espíritu de la Ilustración y la Revolución francesa, más humana.

No es cuestionable el liderazgo estadounidense en la alianza judeo-anglosajona al frente de occidente, en lo económico y en lo militar. Su Globalización no es cuestionable, pero la discusión hay que abrirla, o desapareceremos, tal y como conocemos nuestra civilización.

Ucrania y Palestina solo son dos muestras, dos formas de actuación, entre otras, necesarias para el desarrollo perfecto de la Globalización que unos llaman neoliberal, y otros llamamos neocolonial. No debemos silenciar los atropellos de la Globalización y la OTAN: Ucrania, sala de experimento de la OTAN, en las fronteras rusas. El genocidio palestino no es un experimento, es un asentamiento catedralicio de la Globalización y, al mismo tiempo, un fuerte frente a países que se le resisten.

En política, el derecho y la justicia internacionales son muy desiguales y arbitrarias; la permisividad y apoyo al genocidio en Palestina son un claro ejemplo, sobre todo cuando las fuerzas de poder son tan desiguales. En el inicio del Mandato Británico, 1922, y según su censo, la población de judíos era de 83.000 habitantes y la de árabes, de 533.000 habitantes. Hoy, la judía asciende a algo más de 4.000.000 habitantes (50 veces más) y la árabe, a 1.600.000 (3 veces más). Cuando, en 1948 la ONU aprueba las Solución de Dos Estados le asigna a Israel el 55% del territorio. Hoy, Israel ocupa 22.150 kilómetros cuadrados, frente a los 6.020 kilómetros cuadrados de los palestinos. Un 78,7%, frente a un 21,3%.

Aún les queda para alcanzar los objetivos que se marcaron, 1942, en el Congreso que celebraron en Baltimore, Nueva York, cuando Ben Gurión consiguió su objetivo de implicar a los judíos norteamericanos y, poco después, al Gobierno, con el fin de constituir el Estado de Israel en Palestina y ¿Transjordania?, desplazar la población árabe a Irak y “control, por parte de los judíos de todos los sectores de desarrollo y control de la economía, en todo Medio Oriente”… Pero llegó Trump, 2020, y sus Acuerdos de Abraham, para ampliar el control de los judíos hasta el otro extremo, el Atlántico, donde nos encontramos.

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