Espacio de opinión de Canarias Ahora
La justicia como mercancía
Estoy en contra de que el Estado se arrogue el derecho de sentenciar a cualquier persona a la pena capital y a ejecutar semejante disparate. Se trata de otra cosa. Las enfermeras búlgaras y el médico palestino fueron condenados a la pena de muerte por contagiar con el virus del sida a 438 niños libios. Tampoco voy a valorar si los acusados cometieron un delito tan increíble. Lo que interesa destacar ahora es el carácter de mercancía de este largo embrollo jurídico. Las víctimas estuvieron a favor de modificar la pena de muerte por la cadena perpetua a cambio de un millón de dólares por afectado, pagados por la Unión Europea. Recibieron el cheque e inmediatamente las enfermeras y el médico palestino salieron rumbo a Bulgaria, donde fueron puestos en libertad apenas bajaron del avión. De perpetua, nada.A cambio de la libertad, los cooperantes búlgaros firmaron una petición de perdón y la promesa de que no reclamarán al Estado libio daños y perjuicios por los años pasados en prisión y por torturas ya denunciadas. Por si fuera poco lo que da de sí esta mercancía llamada justicia, Nicolas Sarkozy y su señora esposa ganaron prestigio político gracias a su intermediación ante Gadafi, al tiempo que el presidente gabacho viajará a Trípoli para destrabar las relaciones entre Occidente y Libia, es decir con la vista puesta en abrirle caminos al dirigente libio en Europa y a las multinacionales europeas en Libia. Negocio redondo.Cerrar los procesos contra sacerdotes católicos pederastas en Estados Unidos costará a la archidiócesis de Los Ángeles 600 millones de dólares. Los abogados de las 508 víctimas y la institución religiosa llegaron a este acuerdo, ratificado posteriormente por el juez Ray Boucher. ¿A cambio de qué los afectados renuncian a la justicia, es decir a procesar a sus agresores concretos? Por un millón de dólares a favor de cada uno de los demandantes. Exactamente la misma cantidad que recibieron cada uno de los infectados de sida en Libia por renunciar a la sentencia que condenaba a las enfermeras. La iglesia católica de Los Ángeles, por su parte, intercambió procesos judiciales, muy perjudiciales para su imagen, por un esfuerzo económico notable. La operación será financiada con la venta de inmuebles de esta iglesia valorados nada menos que en cuatro mil millones de dólares. Téngase en cuenta, también, que ya ha gastado más de dos mil millones por los abusos sexuales de sus pastores en Estados Unidos.La diferencia fundamental entre un caso y otro consiste en que unos afectados obtuvieron la pasta después de conocida la sentencia, anulándola, y otros, las víctimas gringas de pedofilia, aceptaron el dinero a cambio de que no hubiera sentencia alguna. Unos ganaron prestigio (Sarkozy y señora) y otra (la iglesia católica) intentó conservar lo que reste de su imagen bondadosa. Don Francisco de Quevedo acertó al valorar el poder de don dinero que ablanda al juez más severo. El poderoso caballero, además, da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero. Claro que Quevedo hablaba de unos tiempos de capitalismo incipiente. Si levantara la cabeza
Rafael Morales
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