La levedad de Zapatero

Se sabe, por ejemplo, que los bancos están recibiendo dinero del BCE al 1% y que compran con él bonos públicos con rentabilidades de hasta el 10%. Disfrutan, además, a dos años del comienzo de la crisis, de casi total ausencia de control, lo que les ha permitido lanzar desde la City sus recientes operaciones contra el euro que han escaqueado culpando al gasto público de los males que ellos han causado. Ayer lo señalaba Vicenç Navarro, catedrático de Políticas Públicas de la Pompeu Fabra: el gasto público, incluido el social, es en Grecia, Portugal y España de los más bajos respecto a los quince países más desarrollados de la UE y su deuda pública no es tan descomunal como dicen.

Han conseguido que nos creamos lo que no es y que sigamos sin relacionar esa menor dimensión comparativa del gasto público, incluido el social, con el hecho de que los tres países que señalan con el dedo son los que han permanecido más tiempo gobernados por partidos conservadores y dictaduras. Hablan de vigilancia estrecha, de “protectorado” se atrevió a decir Rajoy respecto a España, muy contentos los peperos de que los bancos hayan embridado, por fin, a Zapatero en beneficio de sus accionistas mediante el control de las instituciones. Esperan que eso les dé votos y por eso, cínicamente, después de clamar contra el Gobierno por su empecinamiento en mantener el gasto social, ahora que lo ha recortado como pedían, se convierte el PP en defensor de funcionarios, pensionistas, nuevas madres, dependientes y lo que haga falta. Desvergüenza es la figura.

Rajoy suele acusar a Zapatero de levedad, que es lo que viene a decirle en el lenguaje insultón utilizado en homenaje a la ultraderechona de su partido que demanda sangre. Y en eso, ya ven, tiene razón Rajoy porque Zapatero se muestra flojo con los que más tienen. Los mencionó de pasada, para salvar el palmito, pero lo cierto es que las medidas no les afecta. Nada dijo de la progresividad fiscal ni anunció que procedería contra el fraude a Hacienda que anda, según los expertos, alrededor del 25% del PIB. De haber ido por ese camino, hubiera dispuesto de fondos suficientes para ahorrarse el mal trago del miércoles. Ahora Chaves anuncia medidas en esa dirección. Ya veremos.

Tampoco se refirió Zapatero a los bancos. Las políticas liberales, asegura Navarro, han reducido la capacidad adquisitiva de las clases populares creando una economía basada en el crédito promocionada por los propios bancos que, el colapsarse, provocó la caída de la demanda y la recesión económica. Por eso no indignan tanto las medidas adoptadas sino que éstas recaigan sobre los mismos de siempre; y que los otros mismos de siempre sigan tan campantes. No puede excusarse a Zapatero porque, al cabo de dos años de la crisis, los bancos continúan por libre e imponiendo decisiones para hacer caja con el apoyo de las agencias de calificación, que les pertenecen y que llegaron a certificar la solvencia de entidades que días después se fueron a la porra. Al menos pudo denunciar la situación para que sepamos todos con quienes nos jugamos los cuartos, nunca mejor dicho.

Zapatero se ha visto obligado a calmar los mercados, es decir, a redondearle el negocio a la Banca y allegados; pero no ha sentido la necesidad de calmar también a quienes no provocaron la crisis y los llama para que paguen la juerga. Ha aceptado que los de siempre sigan engordando poniendo a dieta a la mayoría.

Los sindicatos anuncian huelga general en el sector público, pero eso ya lo tenían previsto los banqueros y su entorno. Tienen a Zapatero sometido y si el malestar coloca a Rajoy en La Moncloa, miel sobre hojuelas porque el PP es de su cuerda y se ahorrarán el trabajo de buscarle la vuelta.