Espacio de opinión de Canarias Ahora
De mentiras y libertades
Tiempo antes, el trío de las Azores había inventado una enorme patraña, que repitieron y repitieron hasta la saciedad, haciéndonos creer que Sadam Husein era poseedor de un importante arsenal de armas de destrucción masiva que amenazaba con destruir el planeta. Todo para encubrir su desmedida ambición de invadir un país para disponer de su petróleo en un momento de crisis energética internacional.
No son pocas las ocasiones como estas, cito las más polémicas e importantes, en las que la defensa de un argumentario se construye sobre una potente mentira que a fuerza de ser repetida machaconamente termina siendo para muchos verdad absoluta.
En Canarias está sucediendo algo parecido con el gas, donde incluso se contrata a una empresa de comunicación para que construya la mentira de su necesidad y su bonanza y nos la traslade a todos con el único fin de encubrir un gran negocio al calor de la energía. Otro tanto sucede con la inmigración, la cohesión y los equilibrios de las islas....
Al hilo de estas reflexiones me viene a la memoria un libro extraordinario que recomiendo y que viene al pelo en estos momentos de auténtica falta de escrúpulos a la hora de mentir con absoluto desprecio a los ciudadanos, corrompiendo nuestro sistema de libertades. Se trata de “La importancia de la verdad para una cultura pública decente”, de Michael P. Lynch, publicado en Paidos Transiciones. Para este profesor de filosofía la relación entre libertad y verdad discurre en direcciones opuestas : de la libertad a la verdad. Es decir, cuanto mayores sean las mentiras que se construyan desde el poder y sus aledaños, más cuotas de libertad estaremos perdiendo. “ A no ser que imponga el silencio de la esclavitud, ningún gobierno puede permitirse ignorar su obligación para con la verdad”, afirma con rotundidad.
Insiste, además, en algo que se ha convertido en cotidiano en nuestro sistema y que ha permitido la desvertebración de nuestra sociedad; “ cuanto menos pensemos que importa la verdad, más se perderá en la niebla de la retórica cualquier respuesta racional al creciente imperialismo de nuestro propio gobierno. Renunciemos a preocuparnos por la verdad y estaremos renunciando a decir la verdad al poder”.
Julio Llamazares citaba en un espléndido artículo en el que hablaba sobre la descripción de la mentira unos versos de Antonio Gamoneda en los que el poeta decía : “ los que sabían gemir fueron amordazados por los que resistían la verdad, pero la verdad conducía a la traición/ Algunos aprendieron a viajar con su mordaza y éstos fueron más hábiles y adivinaron un país donde la traición no es necesaria : un país sin verdad”.
Días atrás Soledad Gallego-Díaz citaba, en un texto sobre el 11-M, a Hanna Arendt que decía “ que el problema de la mentira y el engaño es que dependen enteramente de que exista una clara noción de la verdad que los mentirosos quieren, precisamente, ocultar.”
Es significativa la anécdota de Romano Prodi. Siendo Presidente de la Comisión Europea salió a desmentir que utilizara tintes para teñirse el pelo. Ante la extrañeza de todos él afirmó tajantemente que, además de por la lata que daban a su peluquero acosándolo a preguntas, había una segunda razón para contestar más seria : “ porque la verdad es importante incluso cuando se refiere a asuntos irrelevantes”.
Desde luego no es cuestionable la afirmación de que desde la mentira pública difícilmente puede un ciudadanos ejercer su derecho al voto con todas las garantías y por ende pierde su capacidad de ejercer su poder en democracia.
Hoy, apunta Harry G. Frankfurt, los discursos políticos no los percibe el ciudadano condicionados por su preocupación por la verdad. Y por eso huyen y se alejan de las urnas, lo que no deja de ser también un acto de complicidad.
George Orwell dedicó momentos de su obra al análisis de la verdad y consideraba que decir la verdad era un auténtico acto revolucionario.
Realmente depende de la ciudadanía el ir creando corrientes de opinión encaminadas a castigar de manera rotunda cualquier atisbo de mentira de aquellos que, precisamente por su capacidad de repetirlas desde el control político, económico o mediático, producen una deriva de la sociedad hacia la desinformación y la idiotez, lo que nos convierte en una enorme masa desideologizada al servicio del manipulador de turno. Ante eso no podemos permanecer impasibles.
Lo manifestó muchos siglos antes Marco Tulio Cicerón : “ La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”.
* Antonio Morales es alcalde de Agüimes Antonio Morales *
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