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Pandemia, crisis, recuperación justa

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Estamos inmersos en una profunda crisis que presenta características muy diferenciadas respecto a las anteriores, la más cercana en el tiempo la financiera del período 2009-2014. Su origen se encuentra en una pandemia que ha ocasionado más de 660.000 muertes en el conjunto del planeta. Con más de 17 millones de personas diagnosticadas de coronavirus; cifras que, lamentablemente, seguirán aumentando. Sus consecuencias son sanitarias, económicas y sociales.

La respuesta sanitaria es la clave. En el Estado español el confinamiento posibilitó frenar la expansión exponencial del virus, pero supuso paralizar buena parte de la actividad económica. En Canarias esa decisión, nuestra insularidad y el cierre de las comunicaciones aéreas y marítimas, permitió que tengamos unos datos de contagio y de mortalidad de los más bajos entre las comunidades autónomas. Ahora se trabaja en el mundo en numerosos frentes. Preparando a los sistemas de salud ante una posible segunda ola y dando respuesta a los rebrotes, como estamos viendo en otras comunidades del Estado. Ayudará la progresiva incorporación de medicamentos efectivos ante una enfermedad devastadora y, especialmente, que en un periodo razonable podamos contar con una vacuna efectiva, segura y barata. 

En las Islas hemos incrementado los recursos en materia sanitaria y lo seguiremos haciendo. Potenciando la atención primaria, identificando precozmente los contagios y procediendo, cuando corresponda, al aislamiento para evitar la extensión del virus. Todos los gobiernos hemos tomado decisiones respecto a los comportamientos exigidos en esta situación, obligando al uso de elementos de protección, insistiendo en que se mantenga la distancia física, prohibiendo algunas actividades o limitando los aforos en otras. Pero nada de esto es efectivo si no va acompañado del compromiso individual y colectivo. Buena parte de los contagios recientes se han producido en actividades de ocio o en el ámbito de reuniones familiares y particulares. No se puede bajar la guardia. Hay que continuar con las medidas de distanciamiento físico, uso de mascarillas e higiene, si queremos protegernos y proteger a los demás. Unos pocos no pueden comprometer la salud y el futuro de todos y todas.

Nuevo curso

En este ámbito una de las mayores preocupaciones se encuentra en el regreso de los alumnos y alumnas a las aulas. La educación presencial es indispensable para su sociabilización y desarrollo. Garantizando las máximas condiciones higiénico-sanitarias en nuestros colegios e institutos. En las clases, en los comedores y en el transporte escolar. El protocolo establecido entre las autoridades sanitarias y educativas responde a esas necesidades. Habrá menos estudiantes por aula y ello nos obliga a buscar fórmulas con las que contratar al personal estrictamente necesario para afrontar este tiempo excepcional. Para garantizar el derecho a la educación y disponer de los máximos niveles de seguridad posibles.

La crisis es también económica y social. El PIB de Alemania retrocede un 10,1% en el segundo trimestre del año, el de Estados Unidos cae en el mismo período un 9,5% (un 32,9% en el caso del interanual), un 13,8% el de Francia y el del Estado español se reduce un 18,5%. Esto supone cierre de empresas, destrucción de empleo y el empobrecimiento de millones de personas. Frente a ello es imprescindible el papel de lo público para salvar la economía y a las personas. Lo que no sucedió en la anterior crisis que, con la austeridad y los recortes, pagaron los servicios públicos, las empresas obligadas a cerrar y los hombres y mujeres que perdieron el empleo o vieron reducidos sus salarios, que fueron expulsados de sus viviendas o condenados a la pobreza y la exclusión social.

La respuesta en esta ocasión ha sido muy distinta. La del Gobierno español, con los ERTE, las ayudas a los autónomos, el apoyo a la liquidez de las empresas o la aprobación del Ingreso Mínimo Vital, así como el Fondo de 16.000 millones dirigido a sanidad, educación, transporte y compensación por pérdida de ingresos fiscales de impuestos cedidos. La europea, con el Fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros, de ellos 390.000 en transferencias, mediante deuda mancomunada, lo que fortalece a la Unión Europea; y el Marco Presupuestario 2021-2027, en el que se mejora el trato a las regiones ultraperiféricas (RUP) pese a la reducción del presupuesto comunitario tras la salida del Reino Unido, uno de sus contribuyentes netos.

A España le corresponden 140.000 millones del Fondo de Recuperación europeo, asignados por la gravedad e intensidad de la crisis económica y social, de ellos 72.000 no reembolsables. Canarias quiere tener su justa participación en ese reparto. Igual que hemos entendido que, en el reparto del Fondo estatal de 16.000 millones habilitado por el Estado, los 9.000 millones de la parte sanitaria fuesen mayoritariamente para las comunidades más afectadas por la pandemia, Madrid y Cataluña entre ellas, en la futura distribución del fondo europeo entre las nacionalidades y regiones deberá tenerse en cuenta los parámetros económicos y sociales que deja esta crisis. Con la información disponible, los criterios que ha avanzado el Gobierno central me parecen muy preocupantes porque se apartan de ese criterio equitativo. 

Canarias, por la paralización de su sector más relevante, el turismo, por sus elevadas cifras de desempleo, merece una especial atención estatal. Una adecuada respuesta a las necesidades canarias que tendrá también que plasmarse en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021, cuya tramitación y aprobación considero imprescindible y que deben garantizar también la actualización del sistema de financiación autonómica.

Canarias cumple, hay futuro

Canarias ha hecho bien sus deberes. La Comunidad autónoma es de las menos endeudadas. Nuestras administraciones insulares y locales están saneadas y con importantes ahorros, más de 3.000 millones. Hemos logrado que el Estado nos permita utilizar el superávit, pero exigimos también que puedan ser usados los remanentes de cabildos y ayuntamientos. Estamos en condiciones de mantener e incrementar el gasto sanitario y educativo en 2020. No habrá recorte alguno. Y queremos que así ocurra también en 2021, primer año de la recuperación económica, continuando con la adecuada financiación de los servicios públicos, el apoyo a los sectores económicos y la inversión, con un ambicioso plan de construcción de 6.000 viviendas y el impulso a obras en carreteras, saneamiento, hidráulicas y en infraestructuras educativas o sociosanitarias.

Si somos capaces de contener la pandemia, esencial reto que exige una responsabilidad compartida por el conjunto de la sociedad. Si, como nos ha sucedido en el ámbito europeo, recibimos un trato justo por parte del Gobierno de España en el reparto de los fondos europeos y en sus cuentas públicas para 2021, adecuado al enorme impacto de esta crisis en Canarias, en su economía y en su empleo. Si seguimos haciendo las cosas bien en nuestra Comunidad, preservando los servicios públicos, impulsando un modelo económico sostenible, favoreciendo a nuestras empresas, apoyando al empleo, protegiendo a los sectores más vulnerables… Si eso ocurre, y estamos comprometidos en que así sea, podremos salir de esta grave situación y afrontar en adecuadas condiciones los retos de la Canarias de la tercera década del siglo XXI.

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