Espacio de opinión de Canarias Ahora
El pirómano pirado
Sin embargo, a pesar de las catástrofes y las tragedias que provoca y que son imperdonables, detrás de ese pirómano hay una persona de carne y hueso, una persona que sufre como sufrimos todos los que somos víctimas de sus fechorías.Estos pirados (pirómano debe venir de pirado, como su propio nombre indica) producen de todo menos lástima. Cuando uno ve el negro paisaje que ha provocado, el negro futuro que ha deparado, sólo nos queda un hilo de voz por respuesta: que se pudra en la cárcel.Podía haber sido peor si, además de arrasar flora y fauna, el incendio forestal hubiera acabado con vidas humanas. Cuando uno enciende un fósforo o tira una colilla no puede saber con qué o con quién acabará el fuego. Sabemos donde empieza un incendio, pero nunca donde acaba. Si la gente está soliviantada con lo hecho por este pirado, no quiero imaginar hasta dónde habría llegado si se hubiera producido un solo daño personal. Lo habrían despedazado. No cabe duda que en la cárcel está más seguro.Sin embargo, detrás de la catástrofe ecológica que ha afectado a mucha gente, a las casas de miles de personas, a sus haciendas, a sus trabajos agrícolas o turísticos, también hay un drama humano. Ese drama que muchos canarios soportan malamente cada día: el desempleo.El pirómano pirado incendió el bosque porque estaba cabreado por su contrato temporal efímero y precario. Muchos son capaces de hacer las mayores tropelías para mantener su subsistencia. El paro los vuelve locos. Es posible que él no fuera siquiera consciente de la envergadura y trascendencia de su acción de cabeza de chorlito. Y eso es lo peor de todo: que a un tipejo de este calibre se le pueda tener un ápice de conmiseración.
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