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¿Reforma Electoral? Vuelva usted mañana por Vicente Mujica Moreno y José Marrero Henríquez (*)

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La reforma del sistema electoral es tarea que parece destinada a la exclusiva iniciativa de la ciudadanía, no se espere de ninguno de los partidos políticos, inmersos de lleno en la batalla campal de los comicios de 9 de marzo, esfuerzo alguno en pro de esta reforma estructural fundamental para la regeneración democrática de Canarias.

Lijphart, experto estudioso de los sistemas electorales, lleva razón cuando afirma que la elección de un sistema electoral es la más importante de las decisiones constitucionales que tienen que acometer las democracias, pues de esa elección dependerá la legitimidad del resto del entramado de libertades y derechos. No es por ello extraño que las democracias evalúen cada cierto tiempo el funcionamiento de sus sistemas electorales y que intenten corregir sus puntos débiles mediante reformas que fortalezcan la democracia y refuercen los derechos y libertades de la ciudadanía.

En España en general, y en particular en Canarias, no se ha querido acometer la reforma del sistema electoral, que es imprescindible para el perfeccionamiento del sistema político. Esta dilación se ha justificado hasta el día de hoy mediante el argumento de que al partirse de una situación no democrática, el sistema electoral vigente es el mejor de los posibles.

Es cierto que, en las democracias nacientes, los sistemas electorales deben tratar de conseguir mayorías que satisfagan a las elites conservadoras detentadoras del poder preexistente y que, al mismo tiempo, deben sumar la voluntad de las fuerzas emergentes con el objeto de permitir mayorías que puedan llevar adelante las leyes necesarias para la puesta en marcha de la incipiente democracia. Pero también es cierto que pasado dicho periodo inicial, e incluso otro consecutivo de consolidación democrática, llega por fin la etapa de progreso, mejora y desarrollo, en la que aún, después de treinta años, no se ha querido entrar en España y mucho menos en Canarias.

Si la democracia española necesita una reforma del sistema electoral, la democracia canaria necesita mil, pues es el sistema electoral canario el peor sistema de representación de todo el Estado español. Algunos números servirán para dejar patente lo evidente: que Canarias tiene la peor democracia de España (que, a su vez, tiene una de las peores democracias entre los países occidentales).

La variable más importante que determina el grado de proporcionalidad del sistema, esto es, que la población con derecho a voto esté adecuadamente representada en la cámara legislativa, es la magnitud de la circunscripción, es decir, el número de diputados asignados a cada territorio. Este factor es mucho más determinante que, por ejemplo, la elección de una fórmula electoral como puede ser la ley d´Hont, u otra cualquiera. Y también la magnitud de la circunscripción tiene mayor peso en la proporcionalidad del sistema y en el resultado final de las elecciones que la imposición de barreras electorales.

En el conjunto de las Autonomías españolas el promedio de las magnitudes medias es de 18,5, en las democracias occidentales con peores grados de proporcionalidad gira en torno a 10, y en Canarias baja escandalosamente a 8,5 escaños por circunscripción (60 diputados a repartir entre 7 circunscripciones). La conclusión es clara: Canarias, junto con Murcia, detenta la más baja magnitud media de todas las autonomías españolas.

Otro índice significativo de si un sistema tiene mayor o menor proporcionalidad es el umbral efectivo. Este índice señala el porcentaje mínimo teórico para que una fuerza política obtenga al menos un diputado. El umbral efectivo promedio en España es de 4,12 por ciento, casi la mitad que en Canarias, donde se eleva hasta el 7,8 por ciento, el más alto de España, junto, otra vez, al de Murcia.

En términos comparativos con el resto de las Comunidades Autónomas, Canarias sobresale por su deficiencia democrática. Por si no fuera suficiente el hecho de detentar, junto con los murcianos, el peor grado de proporcionalidad del sistema en virtud de la magnitud media de la circunscripción y del umbral efectivo, el sistema electoral en Canarias cuenta con una serie de características que agravan más la situación y sitúan la democracia de las islas en el furgón de cola del país: Canarias es la única comunidad que exige la superación de dos topes electorales (insular y autonómico), la única que tiene esos topes en el 6 por ciento y en el 30 por ciento (lo habitual está entre el 3 y el 5 por ciento), la única autonomía no uniprovincial que tiene un número par de parlamentarios (lo que implica necesitar al menos una diferencia de dos diputados respecto a la segunda fuerza para conseguir mayoría de gobierno), la única autonomía no uniprovincial, junto al País Vasco, que tiene todos sus diputados asignados de forma fija sin considerar las variaciones censales (pero en el País Vasco se reparten igual número de diputados entre las 3 provincias y tienen una buena magnitud media), y además la que tiene más baja magnitud media y un umbral efectivo más alto junto con la comunidad murciana, como ya se ha señalado. En definitiva, el canario es el peor de los sistemas electorales autonómicos, o dicho de forma gráfica, en una línea cuyos extremos fueran la dictadura y la democracia plena, el sistema electoral canario se situaría entre la dictadura y una democracia devaluada.

Demócratas para el Cambio sigue proponiendo la reforma del Sistema Electoral Canario en el marco de una reforma estatutaria amplia que incluya también su reordenación político-administrativa con el desarrollo de una auténtica y plena Bicapitalidad. Para ello será imprescindible corregir cada uno de los factores que hacen del canario el peor de los sistemas electorales. Habrá que aumentar la magnitud media, es decir, el número de diputados por circunscripción, habrá que tener en cuenta el censo para asignar el incremento de diputados a aquellas circunscripciones con mayor infrarrepresentación, habrá que reducir al máximo las barreras electorales y habrá que crear un segundo nivel circunscripcional que represente al conjunto del archipiélago en una Lista Autonómica de diputados.

Esperamos la adhesión de todos los canarios que deseen la refundación democrática de la Comunidad Autónoma de Canarias.

(*) El presente artículo lo firman también Gloria Arteaga Ortíz, Manuel Roríguez González, José Brito López, Juan José Pons Bordes, Carlos Ostúa y la adhesión de doscientos siete simpatizantes más

http://democratasparaelcambio.blogspot.com

Vicente Mujica Moreno y José Marrero Henríquez (*)

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