Espacio de opinión de Canarias Ahora
Tiempo de socialismo
Estamos ante un mundo desbocado en el que la historia retorna. Después de Thatcher, Reagan y la caída del muro de Berlín, se puede volver a hablar del papel del Estado en la economía, sin caer en sonrojo alguno. Keynes cabalga de nuevo. La intervención de los poderes públicos, incentivando la demanda mediante la licitación de obras, ha desplazado al recetario neoliberal de más mercado y menos Estado.
Ahora, la socialdemocracia que ha estado atrincherada ante los embistes del neoliberalismo, recupera su posición en el debate ideológico.
En las últimas décadas, desnortada y temerosa, por el mercado más feroz y la codicia de unos pocos, tenía como único fin evitar el adelgazamiento del Estado de Bienestar de nuestra Europa occidental. Los trabajadores de los años ochenta y noventa, nietos de aquella generación que contempló a unos soldados desembarcando en las playas de Normandía, ya no salieron a la calle jaleados por el ánimo contestatario del Mayo del 68 de sus padres, sino atemorizados por una sociedad cambiante que ya lo único que podía garantizarles era incertidumbre. El mundo de ayer se desvanecía.
El cine social de Kean Loach, de mineros en huelga y privatizaciones de cuadrillas ferroviarias, adquirió más entidad que nunca. A su vez, la película Full Monty, en la que un grupo de desempleados de la metalurgia en búsqueda de dinero se entregan al desnudo ante las miradas atentas de sus vecinas del barrio, no deja de ser un trazado cómico de la reconversión industrial que padeció media Europa en aquellos años.
Lo más innovador y parecido a la izquierda en la década de los noventa fue la llamada Tercera Vía de Anthony Giddens, aplicada en la Gran Bretaña de Blair. Un nuevo laborismo que desplazó su atención del norte industrial de Inglaterra a las ciudades del sur de clase media. Su éxito fue amplio, pero constreñido a Gran Bretaña. En las elecciones británicas de 2001, el editorial del célebre diario conservador The Times pedía el voto para el nuevo laborismo de Tony Blair. Hazañas donde las haya. La socialdemocracia, ahora, sin atenuantes ni paliativos, sale a campo abierto.
Obama y Brown, sin saber si leyeron en su momento El malestar en la globalización del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, reconocen que aunque la globalización ha sido positiva se han cometido errores.
Esta crisis, que ha dejado de ser financiera para ser económica, desde el mismo momento que ha hurgado en los bolsillos del ciudadano y se ha adentrado en las cocinas de la economía doméstica, tiene por el momento algo distinto a las anteriores. Es voluble y cambiante, mutándose a una velocidad vertiginosa difícil de seguir.
Muchas personas demandan el calor de los poderes públicos. Es en estos momentos de severa adversidad, donde la ciudadanía, con el mismo derecho y legitimidad de siempre, pero sin la bonanza económica de tiempos pretéritos que eludía posibles responsabilidades públicas de sus dirigentes, pide a sus gobernantes esfuerzo y capacidad de trabajo. Ya no hay sitio para políticos planos.
Ahora bien, por mucho que el desgobierno de CC y PP que padecemos, quiera camuflar su absoluta incompetencia mediante el señuelo barato de llamar crispación a los que no quieran ser cómplices de su monumental soledad, los socialistas canarios no dejaremos de ejercer la denuncia social. ¿Es divertida la desigualdad de la justicia?, ¿es para reírse el desempleo que sufre nuestro archipiélago?, ¿es motivo de fiesta la situación en la que se encuentran nuestros mayores?
Los socialistas no estaremos con los decretazos, pensionazos y recorte de los derechos sociales de los trabajadores que ofrece la derecha. Ahora más que nunca, la socialdemocracia, quiere estar junto a los que no tienen de todo y dar abrigo a los que claman justicia.
* Secretario de Comunicación del PSC-PSOE
Rafael Ãlvarez Gil*
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